Desde tiempos inmemoriales se ha perseguido la eterna juventud, la salud imperecedera, si bien los medios no han sido precisamente muy apropiados, sí que ha sido una búsqueda y afán desde las culturas más primitivas a las más complejas.

Nos preguntamos hoy, y daremos buena respuesta, si se puede gozar de una buena salud y calidad de vida en la sociedad en la que nos movemos en occidente hoy. La verdad es que parece un poco complejo, ya que la contaminación, comidas rápidas, alimentos procesados y refinados cada día más, el estrés, la carrera por la producción y el amontonar riquezas, las deudas contraídas para adquirir cosas vanas que no otorgan ningún beneficio, y multitud de factores más nos lo ponen muy difícil.

Hoy día no comemos como hace 100 años, no comemos lo mismo que hace 100 años, o al menos no se encuentra en el mismo estado; tampoco dormimos como hace 100 años, ni tampoco nos comportamos ni andamos en la misma manera. El aire, la atmósfera, el sol, los ruidos, nada es igual que antaño, y realmente nos pone mucho más difícil tener esa calidad de vida que tenían nuestros abuelos y bisabuelos.

Sin embargo Dios, a través de Su Palabra, Su consejo inmutable, nos ofrece también consejos muy acertados que contribuirán a escapar de esas trampas de occidente que parecieran estar deseando devorar nuestra salud y bienestar. Aprenderemos hoy habitos necesarios para tener gozar y disfrutar de una buena salud

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