Nuestros comportamientos, actitudes, emociones y resultados no son más que el fruto de nuestra siembra mental. Cuando siembras semillas para que florezca un rosal, no lo haces esperando que crezca la flor de lavanda, ¡sería una locura!

Lo mismo pasa en nuestra mente. Si siembras pensamientos de escasez, no esperes recoger abundancia. Para saber que tipo de pensamientos has sembrado en el pasado, solamente tienes que prestar atención a los resultados que estás teniendo a nivel personal, de pareja, económico, profesional, etc.

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