Un amigo me dijo, tú me dices que la única verdad inquebrantable es aquella que procede de mí y en la cual tengo que confiar, que todas las respuestas están en mí.

Aunque hay muchas cosas que, honestamente, no creo que sean una verdad de mi vida, o por lo menos no estoy de acuerdo con ello.

¿Por qué? Le pregunté y me respondió, pues me han pasado cosas muy malas, y eso hace que desconfíe de la gente, que no me sienta bien, que dude mucho de mí y de mis decisiones.

O ¿Acaso es eso? Es decir, ¿la verdad inquebrantable es desconfiar de las personas, sentirme fatal como a veces me siento y que no sepa qué hacer con mi vida?

Te entiendo, le dije y respondí ¿Cómo te miras a ti? ¿Como la causa o como la consecuencia de todas esas cosas que te suceden?

Pues todo depende, me respondió, hay cosas que considero que sí son por mi causa, pero hay muchas otras que yo nunca quise que sucedieran y pasaron, por ejemplo, los accidentes, enfermedades y así, ni que yo me creara esas situaciones.

Respondí, lo que te voy a decir, probablemente no te gustará y tal vez no estés de acuerdo con ello. Sin embargo, te lo diré para poder regresar al punto inicial de que todas las respuestas están en ti.

Si te miras como la consecuencia de las cosas que te pasan, lo cual, es la forma común de pensar de una gran parte de la gente que se mira así misma como víctima de las circunstancias.

Ven a la vida como algo que les sucede, que todo es aleatorio o de acuerdo a la suerte que tienen. Tanto para lo que consideran "bueno" como aquello que indican "malo" en sus vidas.

Tú, eres quien crea todas las circunstancias en tu vida, recuerda que eres una parte de Dios y por consiguiente tienes esa misma habilidad para crear y recrear tu vida todos los días.

Aunque en diferentes niveles de conciencia, haz creado todo lo que te pasa, te ha pasado y pasará en tu vida.

Eres tú y nadie más quien lo decide, cuando entiendes esto, te das cuenta que tú eres la causa y no la consecuencia de algo en tu vida.

Claro, entender esto requiere de apertura de conciencia y sobre todo de aceptarte como responsable de la creación de tu vida, día a día.

Cuando como humanidad entendamos esto resolveremos muchas de las situaciones que vivimos actualmente.

El primer paso es decir y creerte lo siguiente, "soy responsable de mis actos y entiendo que hay consecuencias por ellos.

Soy consciente de que mis acciones tienen una trascendencia, por más pequeñas que éstas sean, sé que crean el mundo en el que vivo.

Y tarde o temprano regresarán a mí pero en forma de consecuencias para indicarme el resultado de esas acciones, porque mis actos revelan mis verdaderas intenciones".


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