Escuchar "Lunes, 11 de octubre de 2021"
Síntesis del Episodio
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús y él se puso a decirles:
-Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del Hombre para esta generación.
Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Cuando sea juzgada esa generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.
Se te ve cansado, Jesús, y decepcionado.
Tus palabras son duras.
«Generación perversa».
Te agota tanta avidez por lo extraordinario,
el milagro por el milagro.
Esa fe epidérmica, de carne de gallina,
de llanto y hormigas en el estómago.
¡Queremos un signo, queremos sentirlo, verlo,
que el corazón entre en palpitación loca para que sea verdadero!
Como si fueras un mono de circo, Jesús.
Un saltimbanqui echando fuego por la boca
y sacando palomas de los sobacos.
«Generación perversa…»
Vaya palabra. Perversa.
‘El que obra mal de modo consciente’,
no por ignorancia o debilidad.
«Esta generación pide un signo,
pide un signo,
pide un signo…»
Y si no hay signo, no hay fe,
no hay confianza,
ahí te quedas, Jesús normal,
Jesús detodoslosdías.
Porque…, claro,
Dios no está en mi normalidad,
en el cuerpo que refleja mi espejo,
en el sol que me calienta,
en el fragor del oleaje,
en la primavera que estalla;
Dios no está en el cariño de mi madre,
en el olor a tostadas,
en la amistad sin condiciones;
Dios no está en la sonrisa del hospital,
en las llagas del misionero,
en la alondra de la mañana;
Dios no está en el milagro de la vida,
en el vientre que se hincha y patalea;
Dios no está en el corazón que multiplica nombres y rostros a una velocidad de vértigo;
Dios no está en el amor que desafía y vence a la muerte;
Dios no está en su Iglesia, que sobrevive a fuerza de pedradas;
Dios no está en el «yo te absuelvo de tus pecados»,
en el «esto es mi cuerpo»,
en el «hasta que la muerte nos separe»,
en el «recibid el Espíritu Santo»…
Yo quiero un signo…, no sé,
más fuerte, más buah, más evidente,
acojonante, electrizante, apabullante.
¿Qué signo haces tú, a ver, Jesús?
¡Haz un signo, por Dios!
¡Haz un signo de una puñetera vez,
que no me basta estar vivo, abrir los ojos, respirar, abrazar, envolverme en el calor del universo!,
¡que me aburre tanto sepulcro vacío, tanta promesa cumplida!
¡Haz un signo de una puñetera vez o… ahí te quedas,
Jesús de la extraordinaria normalidad del día a día!
«Esta generación es una generación perversa…,
una generación perversa…
Pide un signo,
pero no se le dará más signo que el de Jonás».
El sepulcro vacío.
¿Por qué pedís más signos?
¿No es suficiente?
El signo de Jonás, nada más y nada menos.
Engullido en el vientre de la tierra y resucitar al tercer día.
-Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del Hombre para esta generación.
Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Cuando sea juzgada esa generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.
Se te ve cansado, Jesús, y decepcionado.
Tus palabras son duras.
«Generación perversa».
Te agota tanta avidez por lo extraordinario,
el milagro por el milagro.
Esa fe epidérmica, de carne de gallina,
de llanto y hormigas en el estómago.
¡Queremos un signo, queremos sentirlo, verlo,
que el corazón entre en palpitación loca para que sea verdadero!
Como si fueras un mono de circo, Jesús.
Un saltimbanqui echando fuego por la boca
y sacando palomas de los sobacos.
«Generación perversa…»
Vaya palabra. Perversa.
‘El que obra mal de modo consciente’,
no por ignorancia o debilidad.
«Esta generación pide un signo,
pide un signo,
pide un signo…»
Y si no hay signo, no hay fe,
no hay confianza,
ahí te quedas, Jesús normal,
Jesús detodoslosdías.
Porque…, claro,
Dios no está en mi normalidad,
en el cuerpo que refleja mi espejo,
en el sol que me calienta,
en el fragor del oleaje,
en la primavera que estalla;
Dios no está en el cariño de mi madre,
en el olor a tostadas,
en la amistad sin condiciones;
Dios no está en la sonrisa del hospital,
en las llagas del misionero,
en la alondra de la mañana;
Dios no está en el milagro de la vida,
en el vientre que se hincha y patalea;
Dios no está en el corazón que multiplica nombres y rostros a una velocidad de vértigo;
Dios no está en el amor que desafía y vence a la muerte;
Dios no está en su Iglesia, que sobrevive a fuerza de pedradas;
Dios no está en el «yo te absuelvo de tus pecados»,
en el «esto es mi cuerpo»,
en el «hasta que la muerte nos separe»,
en el «recibid el Espíritu Santo»…
Yo quiero un signo…, no sé,
más fuerte, más buah, más evidente,
acojonante, electrizante, apabullante.
¿Qué signo haces tú, a ver, Jesús?
¡Haz un signo, por Dios!
¡Haz un signo de una puñetera vez,
que no me basta estar vivo, abrir los ojos, respirar, abrazar, envolverme en el calor del universo!,
¡que me aburre tanto sepulcro vacío, tanta promesa cumplida!
¡Haz un signo de una puñetera vez o… ahí te quedas,
Jesús de la extraordinaria normalidad del día a día!
«Esta generación es una generación perversa…,
una generación perversa…
Pide un signo,
pero no se le dará más signo que el de Jonás».
El sepulcro vacío.
¿Por qué pedís más signos?
¿No es suficiente?
El signo de Jonás, nada más y nada menos.
Engullido en el vientre de la tierra y resucitar al tercer día.
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