Domingo, 23 de junio de 2024

23/06/2024 5 min
Domingo, 23 de junio de 2024

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Síntesis del Episodio

Mc 4, 35-41 • ¿Quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!

Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla».
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal.
Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio, enmudece!».
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».
Se llenaron de miedo y se decían unos a otros: «¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!».


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Señor, ¿pasar a la otra orilla? ¿En estas condiciones? No recordaba haber visto nubes tan oscuras como las de esta mañana. Señor, si algunos no sabían nadar…

Desde el momento en el que partimos supe que aquello estaba mal. Andrés y yo dimos el empujón a la barca para empezar la travesía cuando ya estabais todos subidos, —incluido Tú, sentado en la popa, mirando el mar, tan callado—. Ahí yo ya estaba enfadado ante tu «aparente indiferencia». Qué poco me faltó para no subirme a la barca, para quedarme en esa orilla.

Ese fue el problema, que estaba seguro de que aquello no era una buena idea. Llevo tantos años pescando en el Mar de Galilea, Rabbí. Sabía que la barca no aguantaría una tempestad de esas proporciones. ¿Con tantas personas subidas? Imposible. ¿Qué necesidad teníamos de exponernos ante ese peligro? Y Tú, ¿cómo podías estar tan tranquilo? ¿Acaso no te importamos?

[…]

Señor; ¡perdóname! Ya lo he vuelto a hacer… Me he vuelto a dejar llevar por la cólera. Es que, ¡me cuesta entender!

Perdóname si te han herido mis palabras; ¡por supuesto que te importamos! ¿Cómo he podido pensar lo contrario? Tú solo vives para amarnos.

Mi error ha sido confiar en mis propias fuerzas. Creerme que soy el mejor pescador. Creerme que lo sé todo sobre el tiempo, que puedo predecir lo que va a ocurrir. Creerme mis propios cálculos sobre el peso de la barca… Me olvidé de que Tú estabas con nosotros.

Me llené de mí, me olvidé de Ti.

Dudo que esta sea la última vez que estemos en peligro por tu causa. Desde luego, seguirte conlleva un riesgo enorme, pero ¡es tan glorioso el viaje a tu lado! Gracias, Maestro; hoy he vuelto a aprender de Ti.

Cuando crea que no hay salida,
cuando tienda a medir mis fuerzas,
cuando desespere porque Tú estás en silencio,
recordaré este día.

Recordaré que Tú siempre estás conmigo.
Que a tu lado, no hay nada que temer.
Recordaré tu Amor por mí.
Recordaré que soy tu amado.