En la orilla me esperas

06/05/2025 2 min
En la orilla me esperas

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Síntesis del Episodio

"En la orilla me esperas"

Hay días en los que uno lo ha intentado todo y no recoge nada.
Días de redes vacías, de rutinas sin sentido, de esfuerzos que no dan fruto.
Este evangelio nos muestra a unos discípulos desanimados, que han vuelto a lo de antes. Están pescando, pero sin Jesús. Y no consiguen nada…
Hasta que aparece Él, al amanecer, en la orilla, y les regala pan, fuego y una pregunta que lo cambia todo: “¿Me amas?”

La canción “En la orilla me esperas” habla precisamente de ese Jesús que no se cansa de esperar, que no echa en cara nuestras caídas, sino que enciende brasas nuevas para volver a empezar.
Nos recuerda que el Resucitado no viene a reprocharnos el pasado, sino a despertar lo mejor que llevamos dentro y a confiarnos una nueva misión: amar, servir, cuidar a otros.

Es una canción para todos los que alguna vez han sentido que su vida se quedó estancada, para los que necesitan volver a escuchar a Jesús decirles:
“Yo te sigo amando, ¿tú me amas?”
“Sígueme”.

Escúchala con el corazón abierto. Puede que hoy Jesús esté también en la orilla de tu historia… y te esté esperando.

© Miguel Ángel Morán Manzano - Todos los derechos reservados. Este contenido está registrado bajo un código de copyright, no se permite su redistribución sin autorización.

LETRA:

"En la Orilla Me Esperas"

(Canción sobre el encuentro con Jesús Resucitado que transforma el fracaso en misión)

Volví a lo de antes,
sin fuerza, sin fe.
Remé toda la noche
y no pesqué.
Las redes vacías,
el alma también…
Y en la orilla,
tú esperándome.

En la orilla me esperas,
con brasas, con pan.
No traes censuras,
solo tu paz.
Me miras y dices:
“¿Aún me amas?”
El corazón responde:
te quiero, Señor.”

Me cuesta entender
que no miras atrás,
que tu amor me levanta
y me vuelve a llamar.
No soy digno, lo sé,
pero tú me elegiste,
a pesar de mis dudas,
a pesar de mis crisis.

En la orilla me esperas,
con brasas, con pan.
No traes censuras,
solo tu paz.
Me miras y dices:
“¿Aún me amas?”
El corazón responde:
te quiero, Señor.”

Y tus palabras me encienden por dentro,
ya no soy solo un pescador sin aliento.
Ahora apaciento, ahora acompaño,
aunque la vida me lleve al desengaño.

En la orilla me esperas,
con brasas, con pan.
Me llamas de nuevo
a comenzar.
Y yo dejo la barca,
mi miedo y mis redes…
Y te sigo, Maestro…
porque tú me quieres.

En la orilla…
me esperas.