Ioseba y Nino le echan lo que hay que tener para volver a analizar una película de Álvaro Sáenz de Heredia, el cual tuvo la feliz ocurrencia de darle el papel protagonista a Emilio Aragón y poner de interés amoroso a Ana Obregón, por suerte, viene a darle lustre Agustín González (Un titán, capaz de levantar hasta este despropósito).

La vendida de humo que supone el cartel de la versión internacional de la película, una banda sonora impropia de Emilio Aragón, que nada entre lo dramático y lo ridículo, un guion ambicioso que se mueve libremente entre la comedia, el drama, el thriller policiaco y las películas de acción al más puro estilo Hollywood. ¡El único éxito de esta película es que refleja los ochenta como realmente eran…¡Grises”, con jerséis tochos, camisas abiertas y no con peña con pelos de colores, ropas de plástico o maquillajes imposibles.

Emilio “Gumer” pasa de ayudante de farmacia a madero, y Ana Obregón de ayudante farmacéutica a camarera de barra americana que sucumbe ante la droga, y de malo de la función tenemos nada menos que a Juan Luis Galiardo.

Y además, Marta Valverde, guiris que hablan a lo Spinal Tap, niños yonkys, amores cimentados a copazos de coñac, ciegos que no ven que ha pasado, tiroteos en el primer día de servicio, y Emilio matando sin piedad a los malos en el enfrentamiento final.

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