VALIENTES REALES es una edición especial de entrevistas dónde personas que han caminado a mi lado en terapia cuentan en primera persona su vivencia.

David es técnico superior en dietética, su pasión es ayudar a las personas a través de sus hábitos y mejorar su estilo de vida. Le encanta todo lo relacionado con la naturaleza y la salud que van muy de la mano e intenta ir en consonancia con la naturaleza en su conjunto.

David se puso en contacto conmigo para solucionar sus problemas de procrastinación, de síndrome de impostor y sobre exigencia.

La procrastinación es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables.

El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico por el que la persona cree que no es inteligente, capaz o creativa, a pesar de que las evidencias indican que es hábil, presenta un alto rendimiento y tiene éxito.

Es sentirte como un impostor cuando realmente no lo eres.

La sobre exigencia en este caso venía determinada por el crecimiento personal en hábitos y estoicismo que habían logrado cambiar muchas cosas en su vida pero le habían general unas expectativas durísimas que provocaban sensaciones de culpa y fracaso cada vez que no se alcanzaba el 100% de lo propuesto.

Todo esto era un combo explosivo, que junto a miedos sociales, inseguridades, baja autoestima, pensamientos rumiativos, malos hábitos, una relación de pareja basada en la dependencia, incapacidad para mostrarse a los demás, relaciones utilitarias y vacías, soledad, vivir encerrado en sí mismo, problemas de insomnio, entre otras cosas…
provocaron en David la necesidad de pedir ayuda, que es lo más valiente que podemos hacer.

A día de hoy David es la persona que ya era, pero ahora se comporta acorde a lo que siempre supo.

Una persona que se valora, que se quiere, que se respeta. Que fluye y vive, que se marca límites y proyectos altísimos pero se respeta en el camino, que entiende el amor como ser una persona completa que se complementa con alguien, que no tiene miedo a exponerse, que dice te quiero y se muestra vulnerable a los demás sin miedo, que es capaz de
marcarse una agenda y cumplirla, ahora bien, también permitiéndose disfrutar en el camino.

Siente la calma y paz que merece, la sonrisa llena su rostro y se siente orgulloso de sí mismo.

Todo ha cambiado y es gracias a su esfuerzo y trabajo.

Gracias David por enseñarnos tu historia para que personas que puedan reconocerse en el mismo punto que tú sepan que siempre hay luz al final del túnel y merecemos luchar para lograrlo.

Gracias por tu valencía e inspiración. Gracias por haber confiado en mí.

Sigue sumando bonito al mundo.

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