REZO AL CUERPO
Amado cuerpo:
Te pido de todo corazón que perdones todas mis ofensas. Siento muchísimo haberte despreciado y odiado.
He tratado de cambiar, de no caer en la tentación. Me he esforzado mucho y he hecho grandes avances en mi relación contigo. A veces me siento muy cerca de ti, te miro y te cuido con devoción pero otras muchas me dejo embaucar por los demonios de la pereza, la gula y la avaricia. Vivo en pecado y me infrinjo a mí misma duras penitencias para expiar mi culpa.
Tú, mi templo, mi sensibilidad, mi gozo, mi guía terrenal.
Tú, que gobiernas todos mis procesos mentales y emocionales ocupándote de drenar los excesos tóxicos para no enfermar.
Tú, que mantienes a todos mis sistemas a punto sin que yo tenga que esforzarme.
Siento no valorarte como mereces, siento no poder gozarte.
Has nacido libre de pecado, con miles de centímetros de piel para el disfrute, con canales contenedores de luz orgásmica, con cinco sentidos creados para estallar de amor.
Sin ti no hay corazón ni alma ni espíritu, sin ti el Ser absoluto se aburre en su sueño eterno.
Nos necesitamos, necesitamos unir todas nuestras partes fragmentadas, las que se ven y las que no. Yo te necesito. Reivindico la devoción absoluta hacía cada milímetro de tu piel, aquí y ahora me postro antes ti.
Oh amado cuerpo, absuelve la culpa que me invade, dame de comer y de beber el néctar de tus flujos benditos.
Oh amado cuerpo ya voy sintiendo el reencuentro.
Qué felicidad llegar a casa.

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