Desde hace siglos, se cultiva la tradición de hacer peregrinar entre los vecinos de los pueblos de Canarias, una capillita con una imagen sagrada. Aprovechando la advocación religiosa, se fomentaba las buenas relaciones familiares entre la vecindad, haciendo circular de casa en casa una capillita de madera en cuyo interior albergaba una imagen sagrada - generalmente de la Virgen-, ante la que se encendía una vela o una lamparita de aceite durante las 24 horas que moraba en una casa. Si se hubiese producido algún incidente desagradable entre las familias que entregaban la capillita y la que la recibía, ésta era una buena ocasión para solventar las desavenencias. En San Miguel de Geneto, una mujer con vocación de servicio a la vecindad, Isabel Pérez Casanova, organizó la peregrinación de la capillita de La Milagrosa. Nunca se le ha reconocido públicamente las innumerables acciones de Buena Samaritana que desempeñó en su pueblo.

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