He trabajado como exterminador sobrenatural por muchos años, enfrentando criaturas que la mayoría ni siquiera imagina que existen. En esta ocasión, un nido de vampiros en Nueva Orleans se volvió un problema que no podía ignorar. Junto a King, un vampiro que nunca me ha inspirado confianza, planeamos destruirlos siguiendo algunas reglas no tan extrañas, pero dejémoslas claras: nunca romper el acuerdo de confidencialidad, siempre estar certificado y, lo más importante, no dejar rastros de nuestras acciones. En este trabajo, los riesgos son altos y las reglas extrañas son lo único que mantiene el orden en un mundo donde todo puede volverse mortal en cualquier momento.

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