Mujeres de Prado hablan del parque antiguo
Como un legado de goces y derechos

En las tertulias del programa “Cultura Parque algunas mujeres carismáticas de San Antonio de Prado hablaron del parque como un registro de historias y derechos que nuestra comunidad en su acelerado crecimiento ha disfrutado intensamente. Yaneth Betancur Salinas rememora el parque en su vida de estudiante en los años 80 “Después de misa se nos convocaba a recorrer las aceras, a sentarnos al ladito de las flores, observar o ser partícipes de esas experiencias de juglares. Yo las recorrí disfrazada de bailarina, en los grupos de danza, con Albeiro en el Manuel J. Betancur, era allí donde nos encontrábamos muchísimas generaciones”
El parque era un espacio para el goce de todas las edades y para distintas condiciones de personas, dice Yaneth, quien espera que su remodelación sea un alimento espiritual para todos, pues lo compara con el ombligo de un vientre materno del que todos se nutren “eso lo hacía un lugar especial, un lugar de sueños; que las nuevas generaciones que lo vieron cambiar, van a darse cuenta que el parque es un pequeño ombligo maternal donde se alimentan las personas, para poder vivir dentro de ellas mismas y fuera de ellas”
Teresita del Niño Jesús, guarda en su memoria el momento significativo del día “D” cuando en 1945 se firmó el fin de la Segunda Guerra Mundial, y en el parque se realizó un Tedeum; una acción de gracias por “un fin del fin” esperanzador. Y lo compara con el momento que está viviendo hoy el país “En 1945, estábamos en la escuela, cuando se acabó la guerra mundial, el Padre convidó a todos los de la escuela, hicimos un tedeum, para que no volvieran todas esas cosas tan horribles que estaban pasando, en ese tiempo se acabaron; yo me pongo a pensar, en este tiempo de ahora, no se ha acabado todo, pero esa revolución horrible de acabar con niños, ancianos y jóvenes, yo creo que en este tiempo, con la ayuda de Dios pueda haber la paz”
Teresita Betancur dice que en su época de escuela era obligatorio desfilar el 20 de julio en la ceremonia y veladas culturales, pero aprovechaban como en el paraíso para comer de las frutas más deliciosas del parque. “También recuerdo, en las Fiestas Nacionales, nosotros si teníamos clase, pero era para poder divertirnos, hacer obras de teatro, recorrer el parque, mirar las flores, y nos dejaban coger mangos, ‘bien puedan coger que eso es de ustedes’ –nos decían-“
Elsy Betancur registra otros momentos en que los jóvenes de la década de los 80, decidieron consolidar el atrio de la iglesia en una pequeña media torta y levantaron un tablado pero de cemento para fomentar sus actividades culturales. Fue la época en que el Párroco Rafael Cadavid, tumbó el atrio de la Iglesia, y Clausuró el Teatro Cordillera “Ese era un grupo, pertenecían mis hermanos menores, demasiado inquietos con el deporte, con la cultura, como no había donde hacer nada, ellos se propusieron hacer esa plancha”
Elsy da cuenta de la fiebre juvenil de sus amigos en esta década en medio de la rebeldía por la defensa de la cultura y del medio ambiente “Ese era el escenario de ellos, protestar porque no les dejaban hacer parte de la cultura. Ellos hacían desfiles en contra de muchas cosas que no estaban funcionando bien en el pueblo. Trataron de recuperar muchas cosas, sembrar mucho árbol, cuidar el parque; en contra de muchos, levantaron esa plancha para poder realizar los actos en Prado, y esta era la tribuna, siempre ha sido” asegura Elsy Betancur. Ahora, en el siglo XXI, las mujeres de San Antonio de Prado han adquirido mayores herramientas para ser protagonistas del nuevo parque que estamos disfrutando.

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