La religión ha hecho y moldeado a millones de personas a nivel espiritual, reflejando los resultados en su diario vivir. Como dice la biblia “Por sus frutos se conocen” Aquel que tiene buenos frutos o buenos resultados, es que tiene pensamientos poderosos y sus raíces son fuertes, sus pensamientos son de éxito, por tantos sus programas mentales son de abundancia.

Los programas espirituales improntados, fijados, grabados mediante palabras, en nuestra mente, han condicionado a la mayoría de personas a que seamos pobres; confundiendo la pobreza con humildad, citando entre muchas otras frases, que Jesús nació en un humilde pesebre, obviamente sin conocer y detenerse a pensar en las condiciones sociales de la época y el verdadero trasfondo del mensaje del cumplimiento de una profecía.

En mi infancia fui reducido a creencias religiosas, lo que me enseñaron en los sermones del domingo y a la mala interpretación de los hermosos mensajes de las sagradas escrituras. Teniendo en cuenta que mis primeras palabras fueron deletreadas en la biblia a los siete años. Los temores fueron creciendo a medida que trataba por todos los medios buscar el éxito. Estaba sometido al pensamiento de unos cuantos líderes religiosos que fijaron, implantaron, incrustaron, sus propias creencias en mi mente inconsciente, creyendo que, según ellos decían “Dios me habló y me dijo que…” y durante la mayor parte de mi vida, viví sumiso a las creencias religiosas, sin la obtención de frutos jugosos y sin los resultados que deseaba. Debo decirte que por siglos se ha venido repitiendo de generación en generación, el mensaje equivocado y con una interpretación equivocada de los hermosos mensajes bíblicos.

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