En enero de 2014 dirigentes de oposición anuncian -a través de los medios de comunicación privados- la operación fascista “La salida”, con el objetivo de generar caos y desestabilizar el país. El 12 de febrero se llevan a cabo los planes con un saldo de 43 fallecidos y 877 heridos, además de ataques contra instituciones públicas y el ambiente.

El 17 de marzo, José Isabelino Guillén Araque, de 34 años, capitán de la Guardia Nacional Bolivariana, fue llamado junto a una comisión del GNB para restablecer el orden público en la avenida Casanova Godoy en Maracay, en el lugar fueron recibidos por grupos violentos que impedían el libre tránsito en la zona.

Guillén, trabajador incansable y amante de la paz, como lo definen compañeros y familiares, recibió un impacto de bala en la frente, que segó su vida y dejó huérfanas -de padre- a una adolescente de 13 años y una niña de un año y medio.

Aunque residía con su familia en Maracay, Aragua, era oriundo del estado Mérida. Desde muy joven inició la carrera militar con mucha pasión y amor. En el año 1999 se graduó de Sargento. Era un hombre noble y humilde. Para el año 2000 ingresó a la Escuela de Formación de Oficiales de la Guardia Nacional (Efocac) y culminó sus estudios en el 2005.

Noelys Donquis, su esposa, a ocho meses de su asesinato a manos de grupos fascistas, lo describe como un hombre que amaba su carrera y la ejercía con dedicación, fue el primero en su promoción.

Al igual que los familiares de las 43 víctimas fatales pide justicia por la muerte del capitán Guillén. “Cuando íbamos camino al cementerio las personas se alegraban y gritaban: ‘bien hecho’. Le pido a Dios que a estas personas jamás les pase lo mismo”.

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