NO DEJEMOS QUE EL ENOJO NOS CONTROLE.

La mayoría de nosotros tenemos en nuestro círculo social, a personas que con sus acciones o palabras con frecuencia nos sacan de nuestras casillas. Estas personas tienen una gran facilidad para irritarnos, debido a que todavía no podemos dominar nuestro temperamento. Hay ocasiones en que nosotros podemos sentir un justo enojo, por ejemplo, cuando las personas inconversas impugnan el carácter de nuestro Señor, el enojo en tales casos es justo por el celo que tenemos por nuestro amado Señor. Pero hay otras ocasiones en las que el enojo es pecaminoso, por ejemplo, cuando el enojo es por una emoción maliciosa, celos, resentimientos, o deseos de venganza. Enojarse contra las personas cuando hacen algo indebido no es malo, lo malo es dejarse controlar por el enojo. El apóstol Pablo nos dice: “Además, no pequen al dejar que el enojo los controle. No permitan que el sol se ponga mientras siguen enojados, porque el enojo da lugar al diablo.” Efesios 4:26 - 27 NTV.

Dejarse controlar por el enojo implica, el no tener control de nuestras palabras y nuestras acciones contra las personas que nos sacan de nuestras casillas, y también implica, el no perdonar a las personas y mantener el enojo contra ellas. El dejarse dominar por el enojo, es una falta grave delante de Dios, una falta que da lugar a Satanás .

Cuando dejamos que el enojo nos controle, le abrimos la puerta de par en par a Satanás, para que gobierne nuestro corazón y nuestros pensamientos. Satanás en un corazón rencoroso, maquina planes de venganza, para que lastimemos a las personas y destruyamos las relaciones con ellas. Para no dejarnos controlar por el enojo, debemos dejar a un lado cualquier enojo que hayamos tenido contra las personas al final de cada día, debemos extender nuestro perdón aun cuando el enojo haya sido justo y necesario.

Ver todos los episodios