Veremos cómo Dios, en Su infinita sabiduría y presciencia, ya había previsto el futuro de Israel y que, aunque Él mismoera su Rey, ellos pedirían un rey como las demás naciones.Descubriremos las instrucciones precisas que el Señordaría a esos futuros monarcas, para que su corazón no se desviara. Aprenderemos sobre la importancia de no aumentar los caballos, ni las mujeres, ni la plata y el oro en abundancia, para que su corazón se mantuviera fiel aDios. También analizaremos el mandamiento crucial de que el rey mismo escribiría una copia de la ley y la leería todos los días de su vida para aprender a temer a Jehová su Dios y guardar Sus estatutos, para no elevar su corazón sobre sus hermanos.Además, exploraremos la advertencia contra la abominación de las naciones, como la adivinación y la hechicería, que Dios aborrece y que abren puertas al enemigo. Profundizaremos en la promesa de un Profeta como Moisés, que sin duda es Jesucristo nuestro Señor, yaprenderemos a discernir entre los profetas verdaderos y los falsos. Nos prepararemos para entender los principios de la guerra espiritual, recordando que Dios nunca nos dirige a través del miedo, sino a través de Su paz inquebrantable. Y finalmente, nos enfrentaremos a un pasaje muy fuerte sobre el hijo contumaz y rebelde, extrayendo enseñanzas poderosas sobre la entrega de nuestros seres queridos en las manos de Dios cuando nosotros ya no podemos más.

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