Volvimos. Con un nuevo tiempo, porque el contexto amerita que nos permitamos respirar con profundidad. Dada las repercusiones de nuestro último episodio junto a Florencia Lico, y la manera en que compartimos pensamientos sobre la  despatologización, nos parecía que el tema merecía un poquito más de desarrollo. ¿Qué queremos decir cuando decimos despatologización? ¿Cómo la despatologización puede brindarnos herramientas antirrepresivas? Aprender colectivamente a desarmar el filo agudo de la opresión gordofobica y capacitista en el complejo medico clínico colonial es un lento proceso de concienciación, que nos pone cara a cara con el origen doloroso de nuestra historia como cuerpos abusados, perseguidos, erradicados. Por eso hoy insistimos: despatologización para recuperar nuestra autonomía, despatologización para torcer la violencia epistemológica dentro de los consultorios y fuera de ellos, despatologización para desnaturalizar las construcciones culturales en estereotipos opresivos de belleza capacitista y colonial, despatologización para pensar en una justicia alimentaria y en una redistribución de los recursos para que todas las poblaciones -especialmente las empobrecidas y racializadas- también sean parte de este proceso de emancipación corporal, despatologización, mil veces despatologización, por nuestro presente, por nuestro futuro, por nuestra libertad.

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