4.1 Pros y contras de la regulación de flujos noticiosos en redes sociales

24/06/2018 4 min
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Síntesis del Episodio

El contenido de este audio es autoría de la Dra. María Luisa Zorrilla Abascal, profesora investigadora del Instituto de Ciencias de la Educación en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos en México. Para más información puede ponerse en contacto al correo: [email protected].

El medio principal de circulación de las llamadas noticias falsas (fake news) son las redes sociales. Según un estudio reciente realizado por el Reuters Institute for the Study of Journalism, el cual cubrió 34 países en Europa, América y Asia y que contó con el patrocinio de la BBC y de Google entre otros, se identificó que las redes sociales que más usa la gente para compartir noticias (verdaderas y falsas) son Facebook, YouTube, WhatsApp y Twitter (en este orden de importancia) (Kelion, 2017).

Si las redes sociales son la principal fuente del problema, debería estar en ellas la solución. En este tenor, en fechas recientes se ha presentado una gran presión por parte de los gobiernos y de organizaciones de la sociedad civil para que quienes gestionen dichas redes sociales introduzcan mecanismos de regulación.

No obstante, la solución no es tan fácil. Las principales razones que han impedido un control eficiente de las noticias falsas en las redes sociales son:

Las estrategias basadas en personal (humanos) son muy costosas y la rapidez con que se propagan algunas noticias rebasa este tipo de soluciones.
Las soluciones automatizadas aún son deficientes y han fallado en regular diversos tipos de contenidos no-deseables, al tiempo que han regulado contenido que no debería estar prohibido.
El empleo de inteligencia artificial para evaluar la información puede acentuar sesgos que ya existen en la sociedad, relacionados con género, raza y diversos estereotipos.
La línea entre regulación y censura es fina y a muchas organizaciones de la sociedad civil les preocupa que estos espacios de libre intercambio de información empiecen a ser censurados para responder a intereses de grupos en el poder, lo que a la postre resultaría en restricción de espacios de expresión para puntos de vista alternativos o disidentes

En una encuesta llevada a cabo en 2017 en los Estados Unidos, resultó que el 49% de los que respondieron apoyarían la regulación de servicios tecnológicos como Google, Twitter o Facebook y 51% estuvo en desacuerdo. Esto muestra lo dividida que está la opinión pública en los Estados Unidos respecto a la necesidad de una mayor regulación de internet en oposición al ejercicio de las libertades que hasta ahora se han gozado en línea. También se preguntó a los encuestados si estas compañías son buenas para el mundo: Google obtuvo el 58% de acuerdo, Facebook un 32% y Twitter un 20% (Solon, 2017b). Después de todo no es una respuesta fácil, pues temas como la libertad de expresión, la censura y el derecho a la privacidad están sobre la mesa.

Una encuesta similar llevada a cabo por el periódico The Guardian sólo respecto a Facebook obtuvo peores resultados para la compañía, pues sólo 10% de los participantes indicaron que Facebook era buena para el mundo (Solon, 2017b).