Tomemos otro ejemplo. Miguelito es un profesor de secundaria de unos treinta y pocos años que está buscando pareja.
Tuvo una cita anoche, que salió bien hasta que se despidió torpemente yendo a por un beso, que salió mal, ya que su cita le hizo “una cobra” en el último minuto.
Ha estado obsesionado con este detalle todo el día, hasta que finalmente examina su pensamiento en un esfuerzo por obtener algo de alivio.
¿Cuál es el peor de los casos?
El peor de los casos es que ya no quiera salir conmigo.
Realmente me gusta y me deprimiré si ella no siente lo mismo.
Sentirse deprimido no es sentirse bien, pero este no es ni mucho menos el peor de los casos.
El peor de los casos es que nunca me devuelva la llamada.
Esto hace que pierda la confianza, hecho que las mujeres pueden detectar de inmediato, y comiencen a sentir repulsión por mí.
Eventualmente me rindo por completo y acepto que estoy condenado a estar completamente solo.
Peor aún, vivo hasta los 108 años, sobreviviendo incluso a mi familia y amigos.
Así que muero completamente solo, sin nadie que me tome de la mano, excepto el asistente del asilo de ancianos que me estaba tomando la presión arterial en ese momento.
¡Guauu! Al menos Miguelito tiene imaginación.
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