El planeta tierra como nave madre lleva 7 años de haber iniciado su circuito de transición por el cinturón fotónico de Alcione, pasamos de un periodo oscuro en el que el planeta orbitaba en la oscuridad del espacio infinito e iniciamos un ciclo lumínico (una edad dorada) siendo bañadost por los fotones de luz llegados desde los soles de alciones cargados de información que activa y acelera nuestros mecanismos y proceso de sanación, evolución, elevación de la frecuencia vibracional, fortalecimiento espiritual y la conexión con nuestra alma y misión genuina en el planeta.



Debemos sentirnos felices y sobre todo muy agradecidos de ser partícipes de este momento de transición cósmica en la que nuestras células se funden en oscuridad para resurgir cargadas de luz, una transición que nos evoca a la introspección consiente para aceptarnos y trascendernos o para reafirmarnos con lo que somos y hacemos haciéndonos más responsables y coherentes con nosotros mismos, un trabajo concienzudo para cambiarnos nuestro viejo y sucio vestido por uno nuevo resplandeciente y vestirnos así de luz para una nueva existencia más elevada, más trascendente.



La evolución es un mecanismo de desarrollo que no es opcional, evolucionaremos queramos o no, estemos preparado o no, consciente o inconscientemente lo haremos y lo estamos haciendo día a día, en cada segundo, a cada respiración estamos integrando nueva información a nuestro ADN así que quien creías ser hace un segundo ya no lo es ahora.



Nuestra alma tiene el privilegio de percibir y experimentar su proceso espiritual a través de la mejor y más querida expresión de Dios: el ser humano y de habitar y desarrollarse en uno de los ámbitos más hermosos y espectaculares de nuestra vía láctea: el planeta tierra.



El planeta tierra como consciencia autónoma elevada ha activado en este momento un programa de transición a través de ciclos de oscuridad para de una manera inconsciente llevarnos a este momento de introspección en la intimidad de nuestros corazones y hogares, ya que en nuestros hogares encontramos el más grande paquete de información karmica que es nuestra familia que constantemente nos refleja todo aquello que debemos aceptar y trabajar en nosotros, sanando uno a través del otro y por otro lado en la soledad de nuestros momento de meditación y análisis seguramente encontraremos el por qué? y el para qué? de nuestro existir y solo en el momento en que las respuestas a estos interrogantes sean develados podremos al fin conectar con nuestra verdadera frecuencia vibracional y así asumir la responsabilidad de nuestra misión genuina en el planeta, solo el conocimiento de nosotros mismos nos elevara a estados de existencia puros y sublimes .



Vemos como de manera paradójica el planeta nos lleva a trabajar la unidad mundial a través de sepáranos los unos de los otros, ya que reconozco en ti mi propia vulnerabilidad y por eso te protejo (me protejo) y te cuido (me cuido) aislándome de ti, valla paradoja!

Y de manera chocante pasamos de nuestra cotidiana mezquindad, a de un día para otro poner lo poco o lo mucho que sabemos y poseemos de manera desinteresada al servicio de los demás, que perfecto, que maravilloso es el planeta que nos prepara tan sabiamente para reclamar nuestras nuevas formas, formas de luz y amor.



Estamos siendo empujados sin darnos cuenta a un despertar obligatorio, estamos muriendo lentamente, día a día en el confinamiento de nuestros hogares y mentes, morimos a viejas ideologías a antiguos paradigmas a obsoletas maneras de ser, estar y sentir, lentamente vemos como muere nuestra dualidad dando paso a la resurrección del ser humano genuino que habita en ti que habita en mí.



Es hora de hacernos responsables de nuestros deseos y misiones ya que le energía de caos y miedo que percibimos en estos momentos es solo el reflejo de los millones de deseos y misiones activadas y reconocidas por los seres humanos pero que en el camino por desidia, pereza, facilismos o mezquindad vamos dejando por ahí tiradas, perdidas, sin llevar a cabo a medio desarrollar o sin finalizar. en medio de nuestro total abandono van quedando suspendidas dentro del planeta tierra como hijos huérfanos que van pululando de un lado a otro generando confusión, como un ovillo energético gigante que ahora todos juntos debemos desenmarañar.

Así pues la responsabilidad genuina con nuestros deseos y misiones es uno de los pilares fundamentales de esta nueva edad dorada.



Es un momento monumental, extraordinariamente importante el que la humanidad vive hoy Y aunque muchos parezcan estar preparados no lo están, recuerda "solo cuando aceptemos y entendamos lo que somos y hacia dónde vamos (nuestra misión) podremos conectar y reclamar nuestra verdadera frecuencia vibracional para hacernos uno con el todo y simplemente brillar.



Porque así como solo mediante la oscuridad el ojo humano puede percibir la luz, solo acercándonos a la luz encontraremos y abrazaremos nuestra nueva forma.

Indiscutible mente el planeta y nuestro universo no volverá a ser igual pero nosotros nosotros tampoco.



Así que listo o no el momento es ahora!

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