Por: Iraima V Martínez M

El terapeuta ha de establecer una relación profundamente personal con su cliente y que en esta relación se comporte como una persona frente a otra y no como un profesional científico de rol superior; que trátate al cliente como un ser portador de un valor intrínseco incondicional; que esté disponible para el cliente y ha sido capaz de comprenderlo; que no tenga trabas internas que le impidan participar de las experiencias del cliente y haya podido comunicar esa comprensión empática al cliente; que sea capaz de crear un clima que permita al cliente ser libre y llegar a ser él mismo.
Esto permite al sujeto sentirse aceptado incondicionalmente de tal forma que le permite explorarse y crecer de forma progresiva. Le da seguridad para poder experienciar con pleno significado lo que va descubriendo de sí mismo de tal forma que va descubriendo su verdadero yo e ir armonizando lo que descubre con ese yo.
Corresponder a una demanda. Esto significa que la necesidad del otro está allí primero y que la psicoterapia está respondiendo a una demanda.
Evidencias de las incongruencias del cliente
Comunicación de actitudes del terapeuta, u ofrecerlos respectivamente tres Actitudes de base: la congruencia, aceptación incondicional, empatía.
La aceptación y consideración incondicionalmente positiva de la persona en búsqueda de ayuda. Se acepta sin condición alguna la manera en que ella está dispuesta a revelarse y demostrarse en la relación frente al terapeuta.
La empatía centrada en la persona o cliente. Es la capacidad del terapeuta de entrar en el mundo del cliente y de comprender con exactitud sus vivencias como si el terapeuta fuese el otro, pero sin perder la condición de otredad.

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