Una de las virtudes más infravaloradas y poco entendidas del Alma humana es la humildad honesta y sincera, de intención y de corazón; y no aquella otra que proviene de la mansedumbre, la sumisión, la hipocresía o el temor.

En la grandeza de la humildad auténtica reside el profundo cariño y el verdadero amor que profesamos a todas las demás criaturas del Universo, y a todo lo que nos rodean en este mundo. Y, a la vez, de paso, nos hacemos conscientes de cuánto aún nos queda por aprender en nuestro camino hacia la iluminación del Ser.

Otra cualidad destacada de las almas luminosas que poseen humildad sincera y de corazón, es la que va referida a su sabiduría frente la ignorancia de otros individuos. Si esta sabiduría es genuina y real, mostrarán respeto hacia esos individuos. En cambio, si es fingida y falsa, por el contrario, terminarán mofándose y burlándose de ellos. Y su mayor pecado será, sin duda, la soberbia, el orgullo y la arrogancia.

Nunca desprecies o humilles al que sabe menos que tú, o al que no sabe tanto como tú piensas. Porque en él puede estar escondida la mayor lección de tu vida y el más importante aprendizaje que jamás podrás tener.

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