En esta predicación, Horia nos lleva a reflexionar sobre Salmo 105:1-5, recordándonos tres acciones esenciales para la vida cristiana: alabar a Dios, hablar de Sus maravillas y no olvidar lo que Él ya ha hecho por nosotros.

Con un mensaje cercano y práctico, Horia nos anima a reconocer que alabar no es una carga, sino un privilegio, y que cada creyente tiene un testimonio que puede transformar su entorno. También nos recuerda la importancia de buscar el rostro de Dios, no solo Su presencia, y de mantener viva la memoria de Su gracia para no caer en la rutina espiritual.

Un mensaje que confronta, anima y nos invita a vivir nuestra fe con intención durante la semana.

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