Nuestras inseguridades adquiridas son cambiadas por la gran verdad revelada de la paternidad de Dios. Dios es el Padre y ni nosotros mismos con todos nuestros errores o pecados podemos salir de la mano de Papá. Eso es Gracia eterna.
Lo que han dicho negativamente de ti no es verdad, tu verdadero ser es sumamente maravilloso y debes pelear con el enemigo nuestro llamado la mente. Esa si es peligrosa, esa no te deja descansar; pero existen armas contundentes para gobernarla y someterla.
2 Corintios 10: 4-5 RVC
Las armas con las que luchamos no son las de este mundo, sino las poderosas armas de Dios, capaces de destruir fortalezas y de desbaratar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y de llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
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