Conducir un vehículo es algo que requiere varias cosas: destreza en el manejo, conocimiento de las normas de circulación, reflejos, atención y sobre todo consciencia. De nada vale ser un gran conductor si nuestra cabeza no está centrada en lo más importante, la conducción segura. El mindfulness nos puede ayudar en esta tarea. Parar tan sólo uno o dos minutos antes de arrancar nuestro vehículo y realizar unos breves ejercicios de concentración, pueden ser vitales para nosotros. Repítete una y otra vez: "estoy aquí y ahora".

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