Mostrando bondad para el necesitado

24/05/2025 4 min Temporada 5 Episodio 24
Mostrando bondad para el necesitado

Escuchar "Mostrando bondad para el necesitado"

Síntesis del Episodio

Dios y Yo San Mateo 25:35-36 "Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí." La bondad verdadera se manifiesta cuando es percibida por quien más la necesita. El pasaje que seguimos estudiando nos sitúa en un momento clave de la historia: el juicio de las naciones. Y uno de los criterios que Jesús —el Juez— utilizará para separar a los buenos de los malos, será precisamente la actitud que tuvimos hacia los necesitados. Jesús dice claramente que cuando alimentamos al hambriento, cuando visitamos al enfermo o al preso, cuando damos abrigo al forastero o al desnudo, lo estamos haciendo para Él mismo. Él dice: "A mí lo hicisteis". ¡Qué declaración tan poderosa! Este pasaje tiene interpretaciones profundas, como ya mencionamos en los devocionales anteriores, pero si vamos al corazón del texto, entendemos que el enfoque está en nuestra conducta aquí en la tierra, especialmente frente a la necesidad que nos rodea. Y la gran pregunta sigue siendo esta: ¿Cómo respondemos ante la necesidad? ¿Somos sensibles al dolor ajeno? ¿Actuamos con compasión o simplemente miramos hacia otro lado? La Biblia nos recuerda que muchos hospedaron ángeles sin saberlo, simplemente por actuar con bondad. Nuestra actitud debe reflejar ese mismo espíritu: una bondad sincera, compasiva y sin condiciones. Cuando usted ayude a alguien, no lo mire como un simple acto humano o un favor social. Recuerde lo que la Palabra dice: es como si se lo estuviera haciendo a Dios mismo. Esto transforma nuestra manera de ver la ayuda. Ya no se trata solo de dar algo material, sino de honrar a Dios con nuestras acciones. Así que, estimado lector o escucha, tomemos hoy esta consigna para nuestra vida: que nuestra ayuda al necesitado sea desinteresada, sin esperar nada a cambio, porque nuestra recompensa no viene del hombre, viene de Dios. No sabemos cuándo se nos presentará la oportunidad de ayudar a alguien, pero cuando llegue, no la dejemos pasar. Recuerde que quien da al necesitado, honra a Dios. Y un día, el Señor nos dirá: "Bienvenidos al reino de mi Padre." Que Dios les bendiga, amados hermanos. Pastores Marroquín