Dios Y Yo Apocalipsis 4:11 Señor, digno eres de recibir la gloria, la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. Adoración, honra y poder son algunas actitudes que nuestro Dios merece. La alabanza que encontramos en este pasaje, que hoy compartimos con ustedes, resalta lo que Dios tiene dignamente merecido. El pasaje nos dice la razón: porque él es el Creador de todo y porque, por su voluntad, todas las cosas existen y fueron creadas. ¿Se imagina los méritos que se le atribuyen a Dios en este pasaje? Solo con ellos sería suficiente para que él reciba toda la adoración, toda la honra y todo el poder. Dios es el Creador de todo. Por su voluntad existen todas las cosas, y simplemente con su palabra, todo lo que existe dejaría de existir. Ese es nuestro Dios. La magnitud de la alabanza que el apóstol Juan dirige a Dios aquí es inmensa. De hecho, es un poder maravilloso que brota de Dios mismo, y por ello el escritor, inspirado por el Espíritu Santo, declara esta alabanza, digna únicamente para Dios. ¡Qué maravillosa es esta alabanza! Podríamos describirla de la siguiente manera: primero, declarando con nuestra boca quién es el único que merece toda la honra, toda la gloria y todo el poder: Dios. Luego, describiendo magistralmente las razones por las cuales él es digno de toda adoración, honra y poder. Sin embargo, basta con replicar lo que el escritor bíblico nos narra en este pasaje: la razón más importante es que él es el Creador de todo. "Porque tú creaste todas las cosas", nos dice este hermoso texto. Cuando habla de Dios como Creador de todo, nos enseña que sin él nada puede existir, porque él es el origen de todo. Luego, el pasaje nos muestra su carácter y su poder, afirmando que por su voluntad existen todas las cosas y por su voluntad fueron creadas. Aquí no se habla solo de lo que Dios hace, sino de quién es él. Se nos dice que tiene el poder para que todas las cosas existan y sigan existiendo, y que también, por su voluntad, fueron creadas. Nosotros no le dimos ideas a Dios para que creara algo; todo fue hecho según su voluntad. ¿Se puede imaginar los créditos que Dios tiene para ser digno de todo? Cuando decimos que es digno de todo, reconocemos que no podemos llenar todas las expectativas de adoración, honra y exaltación que merece su poderío. Nos quedamos cortos para rendirle toda la adoración que merece. Como dice el salmista: "No tengo nada que darte, porque de él y para él es todo". Lo único que podemos darle a nuestro Dios es nuestra vida por completo, porque nuestro Dios es digno de todo. ¡Que Dios les bendiga, amados hermanos! Pastores Marroquín

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