Dios Y Yo S. Juan 16:20 De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. En el mundo, después de la alegría viene la tristeza, pero con Cristo, después de la tristeza viene la alegría. Pareciera algo contradictorio esta declaración, pero cuando nosotros analizamos el contexto del texto que estamos observando, lo que provocaría la tristeza y la alegría en el pueblo de Dios sería el sacrificio que padecería Jesús en esos días en la cruz del Calvario. El pueblo no entendería al principio por qué Jesús estaría colocando su vida en sacrificio, pero luego comprendería la razón: era necesario ese sacrificio para que pudiésemos obtener la salvación. Por ello, la tristeza de sus discípulos en ese entonces se convertiría en alegría, también para nosotros ahora. Qué maravilloso es poder comprender que en Cristo la tristeza, al final, termina convirtiéndose en alegría. Esperamos que todos podamos comprender, muy enfáticamente, que la tristeza que provocó la muerte o el sacrificio de este varón piadoso, como lo fue Jesucristo, también se convierta en nuestra alegría hoy. Estimado lector o escucha, no sé si usted ha podido comprender de manera clara que la muerte del Mesías en la cruz del Calvario nos trae salvación. El pasaje menciona la tristeza que provocaría el acto de sacrificio de Jesús, pero también la alegría que ese sacrificio maravilloso provocaría en todos sus seguidores. No sé cómo se encuentre su estado de ánimo ahora mismo, si está triste por alguna razón. Déjeme recordarle que hay alguien que puede cambiar su tristeza en alegría. Hace más de 2000 años Él se entregó a sí mismo para cambiar nuestras tristezas en alegría. Ahora mismo quiero invitarle para que usted pueda aceptar ese sacrificio que Jesús hiciera en la cruz del Calvario, abrirle la puerta de su corazón, y permitir que todo aquello que esté provocando su tristeza, sea transformado por este Rey de Gloria, este Príncipe de Paz, que es Jesucristo. Él puede devolverle esa alegría que solo Él puede dar. Así que hoy, Jesucristo puede cambiar nuestras tristezas en alegría. Que Dios les bendiga, amados hermanos. Pastores Marroquín

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