Dios y Yo Deuteronomio 6:5 "Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas." Amar a Dios no es solamente decirlo, sino demostrarlo. Este es el resumen del versículo que hoy compartimos con ustedes. El primer mandamiento que encontramos para el pueblo de Israel en el Antiguo Testamento es que deben amar a Dios. Cuando analizamos este versículo, vemos que la manera en que debemos amarlo es con hechos, no solo con palabras. Primero, el mandato dice: "Amarás al Señor tu Dios", y luego nos indica cómo hacerlo: "con todo tu corazón", lo que significa que no es solo de labios para afuera. Cuando hablamos del corazón, nos referimos al centro de nuestro ser, a todo aquello que nos mantiene vivos. Esto es precisamente lo que el texto quiere transmitir: debemos amarlo con todas las áreas de nuestra vida. Luego nos dice que debemos amarlo también "con toda el alma". ¿Se da cuenta de cómo debemos amarle? La palabra "alma" se refiere al asiento de nuestras emociones; nuestro cuerpo, nuestro ser y nuestra vida deben reflejar que amamos a Dios. Por último, nos dice que debemos amarlo "con todas las fuerzas". No debe quedar un solo aliento, una sola parte de nuestra energía, que no demuestre nuestro amor por Dios. Por ello, insistimos en que amar a Dios no es solo decirlo, sino demostrarlo. Cuando entendemos estos tres elementos—corazón, alma y fuerzas—comprendemos que a Dios no se le ama solo con palabras, sino con hechos. Estimado lector o escucha, ¿cuánto demuestra usted a diario que ama a Dios? No le pregunto cuánto dice que lo ama, sino cuánto lo demuestra, porque eso es lo que realmente importa. Decirlo no cuesta, demostrarlo es lo que vale. Hoy la Palabra nos confronta con una realidad que todos debemos afrontar: ¿cuánto amamos realmente a Dios? Como ya hemos reflexionado en este devocional, amar a Dios no es solo decirlo, sino demostrarlo con toda la mente, con toda el alma y con todas las fuerzas. Querido hermano y amigo, tenemos la oportunidad de demostrar nuestro amor a Dios con nuestra forma de vida y nuestra conducta, para que el mundo vea que en verdad lo amamos. Que Dios les bendiga, amados hermanos. Pastores Marroquín

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