LO MIO ES LO MIO, Y EL DINERO DE NADIE

No es que quiera desvirtuar semblanzas
ni la desgana por enfrentar la verdad
que no deja ni lavar la suciedad de la historia
Ni tender en tendederos el éxito de los siglos.

Y ahí vamos por los caminos de nuevo,
desesperanza, aprendiendo de labranzas
por si fuera necesario, pues se agotan los denarios
que nos dejaron de herencia y abusan de complacencias
y de no ser tuyo el peculio, la moneda, los sudores
por tenerlos, la tela, cuartos, la mosca, el parné,
el capital y los bienes, los caudales del que juran
y perjuran que el dinero no es de nadie.

Estos veletas o perros de los silbidos
andan metidos en tretas para el viento del olvido
creen saber mas de todo del arte de las castañas
y buscan la artimaña en la cucaña por conseguir lo debido.

El trabajo es para otros, para esos de piel hecha
a los que se les resbala que les quiten la cosecha,
ser señorito se aprende como aprende la cigarra
para ser un cigarrón, hacer trabajar a hormigas
mientras usan la guitarra o comen del guitarrón.

Pero después del verano, del otoño algunas veces
aunque hormigas tienen puesto el calor ahí bajo tierra
la panza ya engordará cuando llegado el invierno,
la cigarra, el cigarrón se abracen a su instrumento
o tengan que darle fuego para huir del frio invierno
y quieran entrar en calor.

Chema Muñoz ©

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