Nuestra historia de hoy comienza allá por 1844 cuando ingenieros extranjeros recalan en el valle del Nalón atraídos por la riqueza de nuestras minas. El devenir de los acontecimientos provocará que esta zona de Asturias pase de una economía predominantemente agraria y ganadera a ser uno de los principales centros industriales de la época.

La llegada de Numa Guilhou y la consecuente fundación de la fábrica de Mieres, le convierte en uno de los artífices del despegue minero e industrial de la región en el siglo XIX.

La gratitud hacia Numa quedó plasmada en su despedida, su entierro, hubo de ser pospuesto varios días, para que pudieran asistir las más destacadas figuras y empresarios del panorama industrial, y como no miles de obreros portando coronas de flores e incluso una de hierro, fundida en la misma Fábrica.

Hoy nos queda un cementerio único en Asturias por su valor histórico y por constituir un testigo mudo de la historia social y de la industrialización de Asturias.

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