Ahí, junto al fuego que retienes,
humean todos mis pensamientos,
y se inclina la noche tan oscura
a la candela noble de tu cuerpo.
.
Angelado por el brazo que anhela
tus brazos para arrojar el resto,
sube el mar claro y hay llanto
en la noche más ancha sin tu beso.
.
Nada importaría si ya sufriera
la sombra que brilla el muerto,
tú, pálida inmóvil como una roca,
con voraz plumaje al día regio.
.
Si a las frías aguas de tus costas
pugno por recoger mi velero,
iré con el rostro del sorprendido
a la noche más flaca sin tu gesto.
.
Imploro, mi amor, a ti imploro
que te hagas cargo de mi deseo,
alma encontrada que me huye
por la sangre del dulce ladeo.
.
Donde mi único delirio brota
en la noche que me da su velo,
aguas tibias de un río que fluye
donde humea mi pensamiento.
.
..L. Gómez..

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