Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.
Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
— «Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».

A partir de esta palabra, el padre Eduardo Toraño, lleva a Jesús a "nuestro templo" para que nos vaya sanando desde el vientre materno.

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