GRATITUD Y ALEGRÍA DE VIVIR
¿Qué seríamos sin la alegría de vivir? Muchas veces nos tomamos demasiado en serio. Es una cualidad humana que nos aleja de la sencillez de los animales: nuestra soberbia. Nos creemos importantes. Nuestras vidas son, a veces, elevadas a un dramatismo feroz si el victimismo nos posee. Pero, ¿ y si en lugar de ese egocentrismo que no nos permite dejar de mirarnos el ombligo, mirásemos qué podemos hacer fuera de ese pequeño círculo en que nos encerramos? Cuando miramos fuera; cuando, en un día de lluvia, nos asomamos al exterior, veremos que siempre llueve para todos.
Una de las experiencias más reveladoras de la capacidad de empatía del ser humano, se puede revelar precisamente en situaciones límite (crisis, muertes, catástrofes). Es ahí donde el corazón humano resplandece con el brillo de la compasión verdadera y desaparece la separación . Somos iguales ante el dolor, la pérdida y la muerte.
Este año impartiendo la asignatura de Literatura Universal, con motivo del estudio de la obra “Metamorfosis” de Ovidio, pedí a mis alumnos de Bachillerato que describieran una situación que les hubiera transformado. Se llamaba “Mi metamorfosis”. Mi alumna Alexia me emocionó con su relato: estando sentada frente a la ventana de su habitación, contemplaba el mundo, la vida, y sentía verdadera conexión con cada persona que pasaba. El anciano que paseaba, la sonrisa del niño al que alguien le devolvía su juguete eran lo más bello que podía suceder en el instante presente porque era la misma vida ocurriendo. Esa visión fue un verdadero regalo que la llenó de compasión y dicha.
Leer esto me hizo recordar cómo una mañana cualquiera, hace muchos años, estando ya en Madrid,  al ir a coger el metro, sentí lo mismo. Todos los que iban apresurados a su trabajo, los cabizbajos y los alegres, los estresados y los que volvían de regreso a casa con una sonrisa, eran parte de mí. Sentí que todos eramos Uno y que en todo ese baile de gente que caminaba en busca de su tren había una armonía perfecta regida por Algo más grande que nosotros. Sentí paz y Amor universal,  una compasión inmensa por la humanidad. Como le pasó a mi alumna, la vida en cualquier situación, mirada con los ojos del Amor, esconde  la alegría y la magia de vivir.
Verdaderamente, esta alegría parte de un sentimiento profundo de gratitud por la vida misma. Vivir es un milagro del que no somos conscientes. Cada día de Sol, cada sonrisa compartida, cada caricia, cada canción son inmensos tesoros que nos hacen felices en lo cotidiano.
La trascendencia reside entonces en dejar que la Belleza que se esconde en cada día nos empape con su sencillez.
Tema musical: Forest Walk de Alexander Nakarada | https://www.serpentsoundstudios.com
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