Cambiaron los aires en Universitario. Se fue Compagnucci, llegó Fossati, que declaró a su llegada algunas cosas que el hincha quería escuchar: “Tengo ganas de dirigir a Universitario, siempre tuve esa espina...”, “Espero, con mi experiencia, aportarle valor al club y que ganemos todos juntos, porque nada se gana solo...”, “Mi capitán me gustaría que esté de mitad de cancha para arriba...”, y algunas otras frases que trajeron retazos de Goyo Pérez a la memoria del hincha. 
Dirigió Araujo, que fue pragmático y cambió un par de piezas en el once: Jugaron Corzo, Saravia, Murrugarra, Urruti y Quispe, que generó el único gol del partido. Autogol, pero no importaba como entre, simplemente importaba ganar y resetear la mentalidad. Partido chato, sin mucho fútbol pero con mucho empuje, la U se impuso a Melgar que terminó destituyendo a su técnico por bajos resultados también. 
Ahora, con equipo sin mochila, nos enfrentamos a Cienciano este jueves por la Copa Sudamericana, en búsqueda de pasar a la fase de grupos. Solo vale ganar, sino la tensión volverá al club. 
¿Lo mejor? El perrito tribunero.
¿Lo peor? Seguimos con la mecha mojada. 
Toca seguir. Y Dale U. 

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