No necesito decirte lo que soy para valorarme, porque mi valía no se mide  en lo que digo de mí, si no en lo que te demuestro que soy.
Antes tenía que demostrar continuamente que era válida, para que se reunan conmigo, para hacer negociaciones y cierres de venta, pero ya no estoy en ese punto de mi vida.
No tengo que ponerme un traje de venta, ni vestir de una forma determinada para ganarme autoridad, porque quien me valora, no lo hace por cómo visto, ni por lo que tengo, si no por lo que soy y lo que les aporta.
¿A quién pretendes agradar?

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