Jn 14, 1-6
_ En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí»._

María

Hola María, buenos días por la mañana. Perdón por venir sin preguntar, pero quería comentar un tema contigo. Es sobre lo que nos dijo Jesús ayer. Te voy a ser muy sincero, no me enteré de nada. Y, aunque quiera, hay veces que me cuesta entender a tu hijo.

Lleva toda esta semana hablando de lo mismo, del Padre, que creamos en Él, que el Padre nos conoce, que es el Padre quien le envía, y cosas parecidas. Hasta aquí todo bien. Siempre con cierto misterio, pero le iba siguiendo. Y ayer la cosa se complicó. Nos habló de la casa del Padre, de las moradas que hay en ella y de que hay hueco para nosotros. Pero Él, al parecer, se va a prepararnos un lugar allí. ¿Dónde? Pues no lo sé, pero es que luego vuelve a por nosotros y nos lleva con Él.

No sé, María, yo ahí me hice un lío. ¿Dónde vive el Padre? Pues no lo sé. Yo solo quiero estar con Jesús, me da igual donde. De hecho, ayer tu Hijo dijo que ya sabríamos llegar a ese lugar a donde Él va. Y ahí no pude evitar preguntarle. Si no sabemos adónde va, ¿cómo vamos a saber por dónde ir?

No te rías, María, que a mí esto me tenía preocupado. Sobre todo porque parecía ser el único que no me enteraba. Juan, ya te puedes imaginar, tenía cara de estar entendiéndolo perfectamente, como si fuera obvio. Y Andrés parecido. A Simón le vi menos enterado, pero él no se plantea tanto estas cosas. En cualquier caso, el más perdido era yo.

En realidad, me gusta que sonrías cuando te cuento estas cosas, porque me ayuda a imaginar cómo fue cuando te dieron a ti la noticia de que estabas embarazada. En el fondo es más sencillo vivir así, ¿no? Al final, para ir adónde no se sabe, habrá que ir por donde no se sabe. Dejarnos llevar por el Padre y acogerlo todo, abrazarlo todo, pues mi realidad es su voluntad. Tú lo vives todo así.

Gracias María. No sé qué haría sin ti. Ni sé qué van a hacer los demás cuando no estés. ¿Seguirás con nosotros? ¿Volverás a vernos, un día como hoy, 13 de mayo?

No nos sueltes nunca.

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