Escuchar "Viernes, 9 de abril de 2021"
Síntesis del Episodio
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: -Me voy a pescar. Ellos contestaban: -Vamos también nosotros contigo. Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: -Muchachos, ¿tenéis pescado? Ellos contestaron: -No. El les dice: -Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: -Es el Señor. Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: -Traed de los peces que acabáis de coger. Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: -Vamos, almorzad. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da; y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Señor mío y Dios mío
Hoy ya sí. Hoy te creo. Lo de ayer fue un bombazo. Perdóname, Señor mío. Perdóname, Dios mío. Tuve que ver para creer, pero hoy ya no. Y eso que el escenario no favorecía.
Quedamos ayer en la playa los colegas. Pero solo estaban Pedro, Natanael, los hermanos Juan y Santiago, y yo. Y por la noche dice Pedro que se va a pescar. Y nos unimos todos, por supuesto. Nos quedamos toda la noche con la esperanza de conseguir algo. Nada de nada. Incluso le pedimos a tu Padre que picara alguno, pero nada. Nos tenía preparado algo mucho mejor.
Ya estaba amaneciendo, después de siete horas que consiguieron acabar con nuestra esperanza, y decidimos volver a tierra, con las manos vacías. Y a pocos metros de la orilla, un hombre nos pregunta si teníamos algo. Le contesté que no, y nos dijo que volviéramos a tirar las redes. Parecía que se estaba riendo de nosotros. Pero yo tiré la red sin planteármelo mucho. A los pocos segundos la red tiraba con una fuerza descomunal. Intuí que eras Tú quien nos había dado la orden, y así se lo confirmó Juan a Pedro, que no dudó en lanzarse a nado a por ti. Eras Tú, Jesús. Eres Tú.
Entre varios remolcamos los peces a ti. A ti te los llevábamos Jesús, porque eran tuyos. Pero Tú solo los querías para devolvérnoslos. Me agarras la muñeca, como hiciste ayer para enseñarme tus heridas y me hiciste sentar cerca del fuego, contigo. Y me diste pan. Y me diste pescado. Y me lo das todo. No quise hablar. Mi sonrisa te contagió, como si eso fuera lo único que buscaras. Gracias Señor mío, gracias Dios mío. Nunca dejes de ser mi Jesús.
Señor mío y Dios mío
Hoy ya sí. Hoy te creo. Lo de ayer fue un bombazo. Perdóname, Señor mío. Perdóname, Dios mío. Tuve que ver para creer, pero hoy ya no. Y eso que el escenario no favorecía.
Quedamos ayer en la playa los colegas. Pero solo estaban Pedro, Natanael, los hermanos Juan y Santiago, y yo. Y por la noche dice Pedro que se va a pescar. Y nos unimos todos, por supuesto. Nos quedamos toda la noche con la esperanza de conseguir algo. Nada de nada. Incluso le pedimos a tu Padre que picara alguno, pero nada. Nos tenía preparado algo mucho mejor.
Ya estaba amaneciendo, después de siete horas que consiguieron acabar con nuestra esperanza, y decidimos volver a tierra, con las manos vacías. Y a pocos metros de la orilla, un hombre nos pregunta si teníamos algo. Le contesté que no, y nos dijo que volviéramos a tirar las redes. Parecía que se estaba riendo de nosotros. Pero yo tiré la red sin planteármelo mucho. A los pocos segundos la red tiraba con una fuerza descomunal. Intuí que eras Tú quien nos había dado la orden, y así se lo confirmó Juan a Pedro, que no dudó en lanzarse a nado a por ti. Eras Tú, Jesús. Eres Tú.
Entre varios remolcamos los peces a ti. A ti te los llevábamos Jesús, porque eran tuyos. Pero Tú solo los querías para devolvérnoslos. Me agarras la muñeca, como hiciste ayer para enseñarme tus heridas y me hiciste sentar cerca del fuego, contigo. Y me diste pan. Y me diste pescado. Y me lo das todo. No quise hablar. Mi sonrisa te contagió, como si eso fuera lo único que buscaras. Gracias Señor mío, gracias Dios mío. Nunca dejes de ser mi Jesús.
Más episodios del podcast Voces en On | HAKUNA
Martes, 7 de agosto de 2024
09/08/2024
Lunes, 5 de agosto de 2024
09/08/2024
Domingo, 4 de agosto de 2024
04/08/2024
Sábado, 3 de agosto de 2024
03/08/2024
Viernes, 2 de agosto de 2024
02/08/2024
Jueves, 1 de agosto de 2024
01/08/2024
Miércoles, 31 de julio de 2024
31/07/2024
Martes, 30 de julio de 2024
31/07/2024
Lunes, 29 de julio de 2024
29/07/2024
Domingo, 28 de julio de 2024
29/07/2024