En aquel tiempo, habiendo expulsado Jesús a un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: «Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por lugares áridos, buscando un sitio para descansar, y, al no encontrarlo, dice: “Volveré a mi casa de donde salí”. Al volver se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio».


¿Por qué no te enfadas?

Te llaman demonio.
¡Te han llamado demonio Jesús!
¿Te importa si voy a pegarle una paliza? Entre Andrés y yo podemos acabar con ellos. Por favor, no me agarres Jesús. Que te acaban de llamar demonio. Dicen que actúas en su nombre. Que tus milagros los haces con el poder de Belzebú. Pero ¿acaso te han visto? ¿Es que no se han parado a mirarte? No hay que tener mucha sensibilidad para darse cuenta de tu bondad. Hasta el más burro se percata de que solo desprendes amor.

¿Por qué no te enfadas? ¿Por qué les contestas? No merecen que dialogues con ellos. No se merecen ninguna explicación. ¿Por qué sigues empeñado? ¿De verdad les consideras hijos de Dios? Con esta gente no hay nada que hacer. Dicen que actúas con el poder del demonio. Y no hay nada más lejos. No hay nada más opuesto. No hay nada más falso. Así que, por favor, vámonos de aquí, que hay muchos pueblos que ver. Hay miles de personas deseando escucharte. Hay riadas de gente mucho más respetuosa que te va a seguir y va a acoger lo que digas. Gente que se puede unir a nosotros.

¿Por qué sigues perdiendo el tiempo con estos? ¿Qué ves en ellos? ¿Hay algo que me estoy perdiendo? ¿No es suficientemente evidente ya que no quieren saber nada de ti? Te aborrecen Jesús. Ellos sí que tienen la lengua del demonio. No les hagas caso, por favor. Aparta tu mirada de ellos. Esto no lo puedes tolerar.

Pero claro…

Yo pienso como los hombres.

No como Dios.

Así que… ¿qué piensas, Jesús?

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