Mt 13,54-58: ¿No es el hijo del carpintero? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?

En aquel tiempo, fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada:

-¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María y sus hermanos Santiago, José, Simón y judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso? Y desconfiaban de él.

Jesús les dijo:

-Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta.

Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.

Un corazón confiado

Hola Jesús,
Que pena el evangelio de hoy,
Que pena que no te creyeran.
Me imagino la escena y me da pena…
Ahí, todos, diciendo… ¿y éste, quién se cree?

Entonces la he vuelto a leer y, entre ellos, estoy yo…. yo soy otro que desconfía de Ti cada día. Soy yo otro que te ha despreciado más de una vez.
Siempre he pensado que hubiera sido de mí si hubiera vivido en esa época…
¿Te hubiera creído?
¿Te hubiera seguido?
O, como tantos otros, ¿hubiera mirado a otro lado?
Entonces me veo ahí, en el templo, junto a los demás. Pero espera, estoy vestido como hoy, con la ropa de ahora. Yo, ahora, en mi presente..

Mil preguntas pasan por mi cabeza.
Mil razones y mil demonios para desconfiar más, para dejarte fuera de mi vida.
Porque sólo en su Tierra y en su casa… más lo desprecian.. ¿Qué quieres decir? Me siento como tantos de esos en la sinagoga, que voy a Tu casa, y donde me recibes, donde me quieres acoger....desconfío… Desconfío mucho pero es que claramente nos dices que hay falta de fe. Pues te pido por ello. Jesús, que cuando haya más duda, más oración y más estar contigo. Que no me ciegue mis juicios en mi mirada y corazón.

Hoy estaba frente a la Hostia y he sentido calor. Puede que sea el calor del verano, pero, la verdad, es que también creo ha sido calor del Tuyo. Calor de que entras en mí. Padre, derrite este corazón helado y hazlo más confiado, más tuyo. Que confíe y diga Sí cada día.

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