Escuchar "Viernes, 19 de abril de 2024"
Síntesis del Episodio
Jn 6,52-59: Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera
En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo:
«Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mi y yo en él.
El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»
Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.
———————
Verdadera comida, Verdadera bebida.
Sabía que hablabas en serio Jesús, lo sabía, pero me costaba comprender.
Normalmente nos hablabas mucho en parábolas, y eso me ayudaba a entender lo que nos querías enseñar, pero, esta vez... me has descolocado. Realmente no supe lo que querías decir. Con todo, y un corazón abierto, no supe.
Y, además, el gentío. El resto de la gente habla, se escandaliza de lo extraño que suenas.
¿Cómo reacciono, Jesús?
No quiero dejarme llevar por el miedo de los demás. Quiero confiar en Ti; aunque no entienda.
¿Cómo podrías darnos a comer tu carne y beber tu sangre? No lo podía entender entonces.
Ahora, que has vencido la muerte, que tus palabras del cenáculo cobraron sentido...
Solo el amor comete semejante locura.
Solo Tú, que eres capaz de hacer lo imposible,
Tu Cuerpo.
Tu Sangre.
Es real.
Ahora, teniendo el honor de poder traerte con nosotros en cada Eucaristía, que vea, Señor, ese suceso tan grande.
Que aunque no te vea en carne y hueso como me gustaría y, deseando ardientemente tu presencia todos los días, siga gozando y transmitiendo la alegría del milagro del que nos dejas ser participes.
Que sea consciente de que en cada comunión te haces carne en mí, y me pides que sea Tu Cuerpo, que viva por Ti.
¡Somos tan ciegos a veces! y no nos damos cuenta que Tu amor por quedarte con nosotros se hace verdad.
Eres verdadera comida y verdadera bebida. No el pan terreno, que hace sobrevivir este cuerpo; sino el que sacia mi espíritu.
Porque contigo empiezo a dar sentido a mi existencia.
Como si a esta unión hubiera estado llamado desde siempre.
Gracias por este regalo, de tenerte cerca y de confiar en mí, pues, a pesar de mi pequeñez, mi sí te vale para desbordarnos de vida y alegría.
Ayúdame a saber responderte siempre con toda el alma.
En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo:
«Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mi y yo en él.
El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.»
Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.
———————
Verdadera comida, Verdadera bebida.
Sabía que hablabas en serio Jesús, lo sabía, pero me costaba comprender.
Normalmente nos hablabas mucho en parábolas, y eso me ayudaba a entender lo que nos querías enseñar, pero, esta vez... me has descolocado. Realmente no supe lo que querías decir. Con todo, y un corazón abierto, no supe.
Y, además, el gentío. El resto de la gente habla, se escandaliza de lo extraño que suenas.
¿Cómo reacciono, Jesús?
No quiero dejarme llevar por el miedo de los demás. Quiero confiar en Ti; aunque no entienda.
¿Cómo podrías darnos a comer tu carne y beber tu sangre? No lo podía entender entonces.
Ahora, que has vencido la muerte, que tus palabras del cenáculo cobraron sentido...
Solo el amor comete semejante locura.
Solo Tú, que eres capaz de hacer lo imposible,
Tu Cuerpo.
Tu Sangre.
Es real.
Ahora, teniendo el honor de poder traerte con nosotros en cada Eucaristía, que vea, Señor, ese suceso tan grande.
Que aunque no te vea en carne y hueso como me gustaría y, deseando ardientemente tu presencia todos los días, siga gozando y transmitiendo la alegría del milagro del que nos dejas ser participes.
Que sea consciente de que en cada comunión te haces carne en mí, y me pides que sea Tu Cuerpo, que viva por Ti.
¡Somos tan ciegos a veces! y no nos damos cuenta que Tu amor por quedarte con nosotros se hace verdad.
Eres verdadera comida y verdadera bebida. No el pan terreno, que hace sobrevivir este cuerpo; sino el que sacia mi espíritu.
Porque contigo empiezo a dar sentido a mi existencia.
Como si a esta unión hubiera estado llamado desde siempre.
Gracias por este regalo, de tenerte cerca y de confiar en mí, pues, a pesar de mi pequeñez, mi sí te vale para desbordarnos de vida y alegría.
Ayúdame a saber responderte siempre con toda el alma.
Más episodios del podcast Voces en On | HAKUNA
Martes, 7 de agosto de 2024
09/08/2024
Lunes, 5 de agosto de 2024
09/08/2024
Domingo, 4 de agosto de 2024
04/08/2024
Sábado, 3 de agosto de 2024
03/08/2024
Viernes, 2 de agosto de 2024
02/08/2024
Jueves, 1 de agosto de 2024
01/08/2024
Miércoles, 31 de julio de 2024
31/07/2024
Martes, 30 de julio de 2024
31/07/2024
Lunes, 29 de julio de 2024
29/07/2024
Domingo, 28 de julio de 2024
29/07/2024