Escuchar "Viernes, 17 de mayo de 2022"
Síntesis del Episodio
Mt 6, 19-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No atesoréis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen y donde los ladrones abren boquetes y los roban. Haceos tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; pero si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Si, pues, la luz que hay en ti está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!».
Tu tesoro
Buenos días Jesús. Hoy dices muchas cosas, y me apetece comentarlas contigo. No sé si voy a entender todas. Pero hay una frase que me ha llamado la atención: Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón. Y rápidamente he empezado a pensar cuál era mi tesoro. ¿Mi novia? ¿Mi trabajo, que si me echan me matan? ¿Mis amigos? ¿Mi fama? Esto suena un poco superficial, pero ¿qué pasaría si se acabara mi fama? Si la gente dejara de pensar lo que piensa de mí. Si me viera humillado, ¿qué pasaría? Creo que me hundiría. Pero bueno, ese no es el caso ahora. Estos eran los tesoros que me han venido a la mente.
Luego se me ha ocurrido pensar ¿cuál es el tuyo? ¿Cuál es tu tesoro, Jesús? ¿Qué es aquello por lo que vives? Lo que más buscas, lo que persigues con todo tu ser. Y me he acordado de otro momento en el que dijiste: “Mi alimento es hacer la voluntad del Padre”. Eso es, Jesús. Tu tesoro es la voluntad de tu Padre. Estás continuamente hablando de Él, tratando de llevarnos a Él. Aunque te dejen tus amigos, aunque se hunda tu imagen, aunque te miren mal o te critiquen. Tú lo tienes claro. Tu tesoro, aquello que guardas y proteges por encima de cualquier presión, comentario o tentación, es la voluntad de tu Padre.
Es curioso, Jesús. Nuestros tesoros son muy diferentes. Nuestro deseo, nuestra meta en la vida, son distintas. Y no quiero. Quiero que me ayudes a desear lo que Tú deseas. A vivir como Tú vives, con la tensión relajada de hacer en todo momento la voluntad de tu Padre. Tensión, porque la buscas en cada instante. Y relajada, porque te sabes eterna e infinitamente querido por Él.
¿Y cómo empiezo? Lo dices después: por los ojos. La lámpara del corazón donde está tu tesoro, es el ojo, la mirada. Si el ojo sabe mirar, el cuerpo entero guardará su tesoro. Si mi mirada es como la tuya, mi tesoro será como el tuyo. Así que dame tu mirada Jesús, que quiero compartir tu tesoro.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No atesoréis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen y donde los ladrones abren boquetes y los roban. Haceos tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; pero si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Si, pues, la luz que hay en ti está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!».
Tu tesoro
Buenos días Jesús. Hoy dices muchas cosas, y me apetece comentarlas contigo. No sé si voy a entender todas. Pero hay una frase que me ha llamado la atención: Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón. Y rápidamente he empezado a pensar cuál era mi tesoro. ¿Mi novia? ¿Mi trabajo, que si me echan me matan? ¿Mis amigos? ¿Mi fama? Esto suena un poco superficial, pero ¿qué pasaría si se acabara mi fama? Si la gente dejara de pensar lo que piensa de mí. Si me viera humillado, ¿qué pasaría? Creo que me hundiría. Pero bueno, ese no es el caso ahora. Estos eran los tesoros que me han venido a la mente.
Luego se me ha ocurrido pensar ¿cuál es el tuyo? ¿Cuál es tu tesoro, Jesús? ¿Qué es aquello por lo que vives? Lo que más buscas, lo que persigues con todo tu ser. Y me he acordado de otro momento en el que dijiste: “Mi alimento es hacer la voluntad del Padre”. Eso es, Jesús. Tu tesoro es la voluntad de tu Padre. Estás continuamente hablando de Él, tratando de llevarnos a Él. Aunque te dejen tus amigos, aunque se hunda tu imagen, aunque te miren mal o te critiquen. Tú lo tienes claro. Tu tesoro, aquello que guardas y proteges por encima de cualquier presión, comentario o tentación, es la voluntad de tu Padre.
Es curioso, Jesús. Nuestros tesoros son muy diferentes. Nuestro deseo, nuestra meta en la vida, son distintas. Y no quiero. Quiero que me ayudes a desear lo que Tú deseas. A vivir como Tú vives, con la tensión relajada de hacer en todo momento la voluntad de tu Padre. Tensión, porque la buscas en cada instante. Y relajada, porque te sabes eterna e infinitamente querido por Él.
¿Y cómo empiezo? Lo dices después: por los ojos. La lámpara del corazón donde está tu tesoro, es el ojo, la mirada. Si el ojo sabe mirar, el cuerpo entero guardará su tesoro. Si mi mirada es como la tuya, mi tesoro será como el tuyo. Así que dame tu mirada Jesús, que quiero compartir tu tesoro.
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