Sábado, 9 de octubre de 2021

09/10/2021 4 min
Sábado, 9 de octubre de 2021

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Síntesis del Episodio

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la multitud, una mujer del pueblo gritando, le dijo: «¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron!»
_Pero Jesús le respondió: «Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica». _

Dichoso.. Dichoso.. DICHOSO.

Hola Mamá,

¡Te tengo que contar! Hace unos días fui a ver a Jesús de Nazaret. Yo quería verle, ver qué cara tenía y si era como tantos me habíais dicho que era.
¡Pero había tanta gente! Por todos lados, en la calle, en los tejados de sus casas y algunos incluso se subieron a los árboles. Yo intentaba hacerme un hueco entre la multitud, pero soy tan bajito que ni siquiera de puntillas podía verle. Cansado de luchar contra los cuerpos que me rodeaban, paré y suspiré: “Nunca podré saber de que color tiene los ojos”-me dije.
De repente, entre aquella multitud ruidosa, una señora vestida de verde, que asomaba a la venta de su casa, gritó y a su vez su voz consiguió alzarse sobre todas las demás: “¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron!”.
La gente calló y un silencio absoluto reinó. Nos mirábamos los unos a los otros ¿Quién era aquella señora tan descarada? ¿Cómo se atrevía? ¿Acaso conocía a María? ¿Cómo reaccionaría el Nazareno?
Yo no pude verlo pero el primo Karimeo
que estaba en un tejado, me ha contado que Jesús ni siquiera se inmutó. Ni siquiera devolvió la mirada a aquella mujer. Como si no se hubiese enterado, se giró hacía la multitud y de pie, delante de todos habló; Su voz sonó como un estruendo: alta y clara: “Dichosos todavía más los que escuchan la palabra De Dios y la ponen en práctica”.
Todos nos miramos.
¿Somos nosotros? ¿Nos está hablando a nosotros? ¿Qué quiere decir con dichosos?
Justo en ese momento el hombre grande y calvo que me tapaba la vista dio unos pasos hacia delante liberando un hueco en mi campo de visión. Y de repente.. ¡Podía ver! ¡Le vi! Allí estaba Él.

Inmediatamente busqué su mirada todavía intrigado por el color de sus ojos. Y la encontré, me miró. ¡Me miro a mí, mamá! Entre tan inmensa multitud nuestras miradas se cruzaron; Y lo entendí: ¡Me habla a mí! 
“Dichosos todavía más los que escuchan la palabra De Dios”.. ¡Era yo! “Y la ponen en práctica”. Y ese; iba a ser yo.
¿Yo más dichoso que María? ¿Cómo es posible?

No se. Es extraño, pero me lo creí. Le creí. Te lo prometo mamá, lo vi en su mirada.

Pd: De camino a casa la palabra dichoso resonaba en mi interior.