San Marcos 6, 45-52
Después que se saciaron los cinco mil hombres, Jesús en seguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar. Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago, y Jesús, solo, en tierra. Viendo el trabajo con que remaban, porque tenían viento contrario, a eso de la madrugada, va hacia ellos andando sobre el lago, e hizo ademán de pasar de largo. Ellos, viéndolo andar sobre el lago, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque al verlo se habían sobresaltado. Pero él les dirige en seguida la palabra y les dice:

- «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.»

Entró en la barca con ellos, y amainó el viento. Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque eran torpes para entender.


Y te quedas despidiendo a la gente
Tú, en persona
Saludando a cada uno
Con solo una mirada
Su corazón saltaba de gozo
Sus heridas sanaban
Y te quedas solo
Te retirad a hablar con tu Padre
Como siempre
En lo escondido
Buscando intimidad
Solos Tú y Él
Te retirad al monte
Lugar abierto
No encerrado
Escuchando
Amando sus deseos
Haciéndolos tuyos
Pero abierto
Siempre abierto a los demás

Me imagino que después de un día tan largo llegas al Padre como quien llega a su refugio. Sientes su calor y le cuentas todo lo bueno del día. “Hola Papá, la verdad que hoy ha sido un día intenso, pero muy emocionante. He conocido a un montón de personas. He sentido el cariño que me tienen y yo he querido devolverles un poco. Hemos conseguido dar de comer a más de cinco mil hombres! Imagínate qué pasada. Bueno qué te voy a contar si Tú estabas allí conmigo”

Y en medio de esa intimidad, Jesús
Lo dejas todo y vas a ayudar a tus amigos
No lo dudas
Ves que están sufriendo
Tienen viento en contra
Da igual la hora
Era media noche
Te pones en camino
Y andas sobre el lago
Espera, espera
Andas SOBRE el lago
Sí sí, sobre lago
Es verdad que no sueles hacer espectáculos pero esto... esto es una locura que claro, solo puedes hacer Tú. Es como si ahora vienes a Madrid y haces desaparecer la nieve en un segundo. Cómo no alucinar!

Y bueno así
Una tras otra
Sorpresa tras sorpresa
Los discípulos no paran de flipar
No les da tiempo a asimilar
Todo nuevo
Nada conocido
Pero siempre confiados
Torpes para entender
Pero sedientos
Sedientos de ese amor sin límites

Da igual nuestras miserias y debilidades. O las tormentas a las que nos enfrentemos. Nuestra barca nunca se hundirá. Tu palabra nos mantiene a flote. Gracias Jesús.

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