Escuchar "Sábado, 29 de enero de 2022"
Síntesis del Episodio
Marcos (4,35-41):_Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.» _
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón.
Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!»
_El viento cesó y vino una gran calma. _
Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?»
Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»
¿Y si tan solo fuera eso?
Hola Jesús,
Aquí también está atardeciendo. Es precioso, la luz se ha vuelto dorada. Y después de leer estas palabras, tengo una idea más clara de Ti. Tú eres de ese tipo de personas. De los que no saben lo que es el estrés. Del tipo de gente que no se muerde las uñas, ni se rasca la cabeza.
Sí, definitivamente te imagino durmiendo sobre una almohada durante la tormenta. Supongo que para Ti es más fácil ¿No? Sabiendo que eres el Hijo de Dios. Normal que no te agobiases con esas cosas. Con los cambios de planes, con los contratiempos. Tú lo tenías más fácil. Eres el Hijo mimado de Dios, Él no iba a dejar que te pasase nada.
Pero…. ¿y si no? Y si no se trata de eso. Que no se trata de estar estresado o tranquilo. ¡Qué no! Que no va de eso.
Que se trata de confiado o no confiado. Que se trata de confiar.
Miro estas montañas y pienso. ¿Y yo qué? Perdóname que vuelva a mí, pero así de egocéntrica soy. Yo también soy mimada. ¡Qué narices! ¡Yo también soy hija de Dios!
Yo también soy tu hija predilecta, tu hija amada. ¿Por qué tú ibas a dejar que me pasase nada?
Yo, yo también soy otro Cristo. Y él. Y ella. Y todos.
Que no, que no se trata de un tipo de gente. Que no es el no estrés. Que se llama Fe.
Jesús, me das envidia sana. Envidia porque yo también quiero callar el ruido de mi miedo. Pero yo sola no puedo. Por favor Jesús, te lo suplico: Dame tu Fe, para que pueda dormir, y dejar a Papá lidiar con todo. Al fin y al cabo… Es eso lo que Él quiere ¿no?
¿Y si se trata tan solo de disfrutar y de abrazar? Y del resto, que se encargue Él.
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón.
Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!»
_El viento cesó y vino una gran calma. _
Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?»
Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»
¿Y si tan solo fuera eso?
Hola Jesús,
Aquí también está atardeciendo. Es precioso, la luz se ha vuelto dorada. Y después de leer estas palabras, tengo una idea más clara de Ti. Tú eres de ese tipo de personas. De los que no saben lo que es el estrés. Del tipo de gente que no se muerde las uñas, ni se rasca la cabeza.
Sí, definitivamente te imagino durmiendo sobre una almohada durante la tormenta. Supongo que para Ti es más fácil ¿No? Sabiendo que eres el Hijo de Dios. Normal que no te agobiases con esas cosas. Con los cambios de planes, con los contratiempos. Tú lo tenías más fácil. Eres el Hijo mimado de Dios, Él no iba a dejar que te pasase nada.
Pero…. ¿y si no? Y si no se trata de eso. Que no se trata de estar estresado o tranquilo. ¡Qué no! Que no va de eso.
Que se trata de confiado o no confiado. Que se trata de confiar.
Miro estas montañas y pienso. ¿Y yo qué? Perdóname que vuelva a mí, pero así de egocéntrica soy. Yo también soy mimada. ¡Qué narices! ¡Yo también soy hija de Dios!
Yo también soy tu hija predilecta, tu hija amada. ¿Por qué tú ibas a dejar que me pasase nada?
Yo, yo también soy otro Cristo. Y él. Y ella. Y todos.
Que no, que no se trata de un tipo de gente. Que no es el no estrés. Que se llama Fe.
Jesús, me das envidia sana. Envidia porque yo también quiero callar el ruido de mi miedo. Pero yo sola no puedo. Por favor Jesús, te lo suplico: Dame tu Fe, para que pueda dormir, y dejar a Papá lidiar con todo. Al fin y al cabo… Es eso lo que Él quiere ¿no?
¿Y si se trata tan solo de disfrutar y de abrazar? Y del resto, que se encargue Él.
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