Sábado, 23 de abril de 2022

23/04/2022 6 min
Sábado, 23 de abril de 2022

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Síntesis del Episodio

Marcos (16,9-15): Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.
Y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».


Hola Jesús,
¿Qué tal estás?
Soy aquel discípulo al que tú tanto quieres. Si, soy Juan.
Te echo de menos Jesús, desde que te fuiste todo es diferente, aunque ahora te siento más a mi lado que nunca. La última vez que nos vimos viniste a reñirnos, ¿Te acuerdas? Bueno, primero nos dijiste que echáramos las redes a la derecha, y luego nos echaste en cara nuestra incredulidad y nuestros duros corazones. Normal… ¿Te puedes creer que nos costó reconocerte ? No supe verte hasta mucho más tarde cuando le dije a Pedro que eras tú. ¡La cara con la que me miró!
Esa fue la tercera vez que apareciste, después de que resucitaras al tercer día. Pedro me ha contado que te negó tres veces, y me ha contado que tres veces te dijo: Jesús tú lo sabes todo tú sabes que te amo. ¿Qué pasa con el número tres Jesús? Tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Tres: cuerpo, alma y espíritu. Tres: fe, esperanza y amor. Tres regalos, tres veces las mismas palabras. Algo tiene que haber en el número tres.. ¿El qué? Algún día me lo contarás.

Enfin, ha pasado mucho tiempo ya desde que te vi por última vez, aunque todavía recuerdo la alegría de aquella Pascua; La alegría de volver a verte; La alegría de reconocerte: Ahí, sentado entre nosotros. Fue increíble, lo reconozco: Me cambió la mirada y desde entonces, te veo en todos lados. Como si andaras a mi lado. Es una alegría Jesús, una tranquilidad: Saber que estás aquí.
El otro día pasó una cosa increíble… Pedro y yo curamos a un hombre. ¡Si Jesús te lo prometo! Nosotros, dos hombres de pueblo sin educación. Enseguida, cuando se enteraron, los jefes del pueblo nos mandaron a llamar. ¡Pedro estaba tan contento! Creo que el también te echa mucho de menos Jesús…Tenía una mirada desafiante; Estaba orgulloso. Estoy seguro que en ese momento estaría hablando contigo. El caso es que nos mandaron a llamar para pedirnos que nos calláramos, que no lo contáramos. Que no gritásemos a los cuatro vientos que Jesús estaba aquí, y que hacía milagros a través de nosotros. Que Jesús se había quedado en cada uno de nosotros. Que nos hablaba, que nos abrazaba y nos guiaba. Que en nuestra debilidad tú entras para hacernos fuertes. Para hacernos un poco más como tú. ¡Querían que nos lo callásemos Jesús! ¿Te imaginas? Esta alegría que tengo cada vez que te reconozco en esos pequeños detalles de mi día, querían que no la compartiera.
Se creen que el milagro ha sido nuestro… se creen que por pararnos pueden pararte… Yo se que hemos sido sólo un instrumento Jesús, pero es que a decir verdad; es lo único que he querido ser desde que en tu última aparición, el día que comimos pescado, nos dijiste que fuésemos al mundo entero a proclamar el evangelio.
Desde entonces, desde que te reconocí resucitado tengo la tranquilidad de que si yo hago eso, si yo me ocupo de lo tuyo, tú te ocupas de lo mío. Y lo has estado haciendo. Imagínate cuánto que me has dado a la mejor madre.

Ahora te tengo que dejar Jesús,
Que María me está llamando, creo que la comida está lista. Pero bueno eso tú ya lo sabes. Seguro que desde el cielo estás sonriendo. Seguro que te gustaría bajar a la tierra a comer con nosotros, pero no te preocupes que lo sabemos Jesús, y te queremos.