Sábado, 20 de agosto de 2022

20/08/2022 5 min
Sábado, 20 de agosto de 2022

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Síntesis del Episodio

Mateo (23,1-12):En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

* El que se humilla será enaltecido*

Jesús, he venido a Jerusalén y esta noche he tenido la suerte de recorrer las calles de esta ciudad que tanto te vio sufrir. Y las he recorrido pensando en ti, y en el sacrificio que hiciste, cuando decidiste morir por mi.
¡Cuánta humillación pasaste por mi Jesús!
Durmiendo en aquel pozo obscuro como un criminal, maltratado. Coronado con espinas. Cuánto te humillaron cuando te desnudados y te pusieron esa pesada cruz en tu hombro. Y tu entre toda aquella multitud que te miraba señalando, cargando con mi castigo para que yo pudiera vivir. ¿Cómo te sentiste cuando te caiste por primera vez? Imagino que lleno de dolor, y de tristeza. Aquellas burlas te desgarraban el corazón y tu solo podrías pensar en cuanto nos querías. Quizás pensaste en mi, y te levantaste por mi.
¿Y cuánto viste a María? Vuestras miradas se cruzan pero no pudisteis abrazaros. Es desgarrador, imaginarte con los ojos repletos de lagrimas, al ver a tu madre sufriendo tanto.

Pero entre todo ese dolor, cabe un poco de amor. Llega alguien que te ayuda a cargar con la cruz. Pero vuelves a caer. Una mujer seca tu rostro con su paño. Llena de ternura ¡Qué consuelo! Pero vuelves a caer. Y así, desgarrado, desolado pero entregando subes, te subes por voluntad propia a aquella cruz.
Solo tú podías ser Jesucristo. Solo tú podías venir a salvarnos de esa manera. Clavándote y desclavándote de la Cruz.
Caes en los brazos de tu madre. Y eres sepultado. Pero no se acaba aquí.
Solo tú Jesús podrías haber elegido esa forma de acabar con nuestro pecado; Venciendo a la muerte. Abrazando la humillación y perdonándonos: Asesinos, farsantes, hipócritas.
Solo tú, pudiste venir y de esa manera hacernos saber que solo hay un camino: La humildad de abrazar la humillación; La vida después de la muerte
Solo tú pudiste venir y dejar aquel sepulcro vacío. Vencer la vida con la muerte, y el odio con mucho mucho amor.
Lo hiciste todo nuevo Jesús, lo haces todo nuevo: Mis pecados han sido perdonados en el fuego de tu amor y soy libre.
¿Cómo puedo a veces pensar que tu eras alguien más? Me doy cuenta de que somos la religión de vivos: Vivos, alegres, resucitados, amados y abrazados. ¡Me siento libre! ¡Ahora soy libre! Porque tú me haces libre.