Sábado, 2 de abril de 2022

02/04/2022 8 min
Sábado, 2 de abril de 2022

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Síntesis del Episodio

En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían:
«Este es de verdad el profeta».
Otros decían:
«Este es el Mesías».
Pero otros decían:«¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?»
Y así surgió entre la gente una discordia por su causa.
Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima.
Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron:
«¿Por qué no lo habéis traído?».
Los guardias respondieron:
«Jamás ha hablado nadie como ese hombre».
Los fariseos les replicaron:
«También vosotros os habéis dejado embaucar?¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la ley son unos malditos».
Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo:
«¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?».
Ellos le replicaron:
«¿También tú eres galileo?_Estudia y verás que de Galilea no salen profetas».
Y se volvieron cada uno a su casa.

Y surgió entre la gente una discordia por su causa
¿Es a eso a lo que has venido Jesús? ¿A crear discordia?
Desde luego, aquí en Galilea lo has conseguido..
Discordia entre ellos dos; los jefes, y los guardias. Entre los que te quieren prender y los que no te quieren tocar si no es para sanarse.
Los jefes, los fariseos, los que están ahí «arriba »encerrados entre paredes, los que lo saben todo, los que su corazón está por encima; de ti, de los demás; encerrado en el yo.
Ellos no te reconocen… ¿Cómo van a hacerlo? Si no se han agachado para tocarte, si no se han acercado para escucharte.
Y los guardias, que pasan sus horas en la plaza y a los que has rozado al pasar. Con algunos incluso has cruzado una mirada.
Ellos, que te han escuchado, que no han podido evitarlo;
Son los más sencillos de corazón. Y sus corazones, estaban suficienteme abajo, a la altura del tuyo Jesús, para escuchar a Dios en ti.

Y luego estoy yo, Nicodemo, ¿Te acuerdas de mi? Fui a verte hace algún tiempo. Necesitaba conocerte ¡Tenía tanta curiosidad! « ¿Quién es este del que los demás hablan pero no sale en los libros? »
Tuve que escaparme, de allí arriba donde estaban mis amigos los fariseos, los admirados, los ricos. ¡Qué pobres son!, ¡Entre tu y yo.. qué pobre somos Jesús! Tuve que irme de allí para poder encontrarte. No fue tan fácil bajar los escalones que van hacía los sencillos,
pero por un momento lo conseguí; bajar de mi nube de soberbia, salir del salón de mi yo, desnudarme, quitarme el manto y los anillos de oro. Te encontré… y lo supe…
¡Que eras tú!
No fueron los libros ni la sabiduría lo que me hicieron reconocerte; Todo lo contrario: Fue la sencillez la que me permitió acercarme a tu corazón para escucharte. ¡Y supe que eras tú; Aquel que iba a salvarme!
¿Recuerdas que te intenté llevar con los míos? Con mis amigos los fariseos para que ellos también pudieran conocerte, convertirse. Pero tú respondiste:
« Todos los días me acerco a veros. Mucho antes de que tú vinieras yo ya te conocía; Me acercaba a vosotros, pero no me veíais.
- Algún día me verán Nicodemo- me dijiste - En algún momento harán sitio allí para mi.

Hoy nos hemos vuelto a ver Jesús, después de tanto tiempo. He intentado defenderte delante de ellos, pero no he podido. Mi voz no ha bastado… ¡Debería de haber gritado! Pero es que…la certeza de que eres tú el Mesías; la que tuve cuando te conocí, ha desaparecido.
Después de nuestro encuentro volví a mi vida anterior: A mis antiguas seguridades, a mis pequeños dioses personales,.. Sin yo darme cuenta. Y te buscaba, pero claro tú ahí ya no estabas. Sin querer, había ocupado el espacio que tenía reservado para ti. Ya no eras Tú mi rey. Y me volví a sentar en el trono, para gobernar yo mi vida.

Hoy te dejas ver y yo…
Sigo siendo fariseo Jesús, sigo siendo como ellos…
Pero quizás no sea demasiado tarde para bajar otra vez las escaleras que me separan de ti y poder tocarte.
Poder sentarte a ti arriba, y mirarte desde mis rodillas.