Lucas (12,8-12)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir.»

Cuando os preocupéis.. no os preocupéis

La verdad es que Jesús, eres mucho más sencillo de lo que pensamos. Y mucho más directo. Tú, lo que dices, lo haces.
¿Por qué nos andamos con tantos rodeos? ¿Por qué queremos complicarnos?

Te leo e intento interpretar tus palabras. Pero no te escucho. Y lo hago tan complicado… ¡Qué de vueltas! ¡Qué de nudos! ¿Por qué me invento historias?

Que no. Que dice lo que dice. Y que hace lo que dice. Que dijo que iba a morir en una cruz; Y lo hizo. Que dijo que Lázaro no estaba muerto y lo resucitó.
¿Por qué contigo iba a ser diferente? ¿Acaso no tienes fe?

“No os preocupéis. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir.”
Y yo preocupado, andando agachado.
¿Qué voy a decir? ¿Qué va a pasar?

Que no. Que él no es así. Que él lo que dice, lo hace.
Pedir y se os dará. Confiad. Dad y recibiréis. No os preocupéis.
El Espíritu Santo vendrá, y os enseñará.

Ya está…No quiero nada más.

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