*VEON*
*14/05/2022*

*Jn 15, 9-17*

_En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:_

_«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor._

_Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor._

_Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud._

_Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado._

_Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos._

_Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando._

_Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer._

_No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca._

_De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros»._

*Que no, que tú no eliges*

Que sí Jesús, ya me ha quedado claro que no soy yo, sino Tú; que soy llamado por ti para algo mil veces mejor de lo que tenía pensado pero, ¿cómo lo acepto?

¿Quién le iba a decir a Matías que iba a acabar siendo uno de los Doce? Y si encima ha sido echándolo a suertes, yo salgo corriendo.

Una vez escuché que Tú no eres un gps que nos dice por dónde ir y por dónde no, sino que eres el copiloto, el cual, aunque me empeñe en ir por otro camino que no es, aún así vas a seguir conmigo. Y que cuando tenga que volver al camino correcto, no vas a decirme un “te lo dije”, sino un te quiero mudo.

Si ya de por sí tendría que estar flipando de que me hayas elegido, encima que me dices cómo hacerlo: guardando tus mandamientos y permaneciendo en tu amor. Parece poco, pero con esto ya tengo curro para rato.

“Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. Vaya tela con esto eh. ¿Me estás diciendo que tengo que dar mi vida por los demás? Ese es el problema Jesús, que pienso que es mi vida y, en realidad, es tuya.

Que me llamas amigo, que sí, que me quieres como soy, sin recriminarme nunca nada y aceptando lo desastre que soy.

Jesús, que no me canse nunca de volver a ti; que en ti busque y encuentre la paz que sólo Tú puedes dar.

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